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Autocuidado tras el parto: Cómo salir del círculo vicioso de no tener ni un minuto para ducharse o hacer la compra

El difícil camino de la recuperación postparto

«El mensaje que transmite la sociedad es: 'Ten hijos, pero que no se note'»

Puede que tras 9 meses de espera, la situación no se vive como se esperaba ABC
Carlota Fominaya

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Llanto recurrente, rechazo al bebé, estado de ánimo bajo, problema de sueño, alimentación, problema de ansiedad, inquietud, irritabilidad.. Cuando se dan estos síntomas, deben saltar las alarmas de las personas alrededor de una madre que acaba de dar a luz. Puede pasar que, tras nueve meses de espera, de expectativas, de temores, de imaginar y de desear que todo salga bien, de nueve largos meses, llega por fin el bebé, pero la situación no se vive como se esperaba.

La madre, explica la psicóloga Pilar Conde, de Clínicas Eva, «en vez de sentir que se ha cumplido el sueño esperado, de estar alegre y de enfocar su actividad en positivo al cuidado del recién nacido, comienza a dar síntomas de decaimiento, de tristeza, duerme mal (lo poco que le deja la crianza) y come peor, además de sentir una gran dificultad para establecer vínculos con el bebé. Todo ello bajo un llanto recurrente y un distanciamiento del entorno».

Estamos frente a los desencadenantes de la depresión postparto, que según un informe de Conecta Perinatal, sufre el 14% de las mujeres. Otro 8%, también padecería ansiedad, a tenor de los datos de esta asociación hispana que cuida la salud de la mujer durante el proceso de maternidad. Son muchos los factores que confluyen, corroboran desde el equipo de psicólogos de Clínicas Eva, en la aparición de este diagnóstico. De un lado, la tendencia a los estados depresivos a nivel neuroquímico, los cambios hormonales propios del postparto, y, a nivel de personalidad de la gestante, las dificultades para adaptarse a los cambios y los problemas de regulación emocional.

Pero la depresión maternal para el bebé, advierte esta experta, «son nefastas». «El desarrollo de un apego seguro y saludable -explica-, tiene un impacto en el desarrollo emocional y cognitivo del bebé. Cuando una madre tiene depresión post parto, el establecer dicho vínculo seguro se verá mermado, dada la inestabilidad emocional que presenta la madre».

En este punto, recomienda Conde, «es esencial que la madre reciba apoyo profesional y que se active una red de soporte para el bebé, así como para la madre» aunque ella misma detecta que, de forma casi automática, toda la atención y los cuidados pasan al niño y la madre se olvida de sí misma, pasando a un segundo plano. «El abandono personal que muchas mujeres sufren en aras de la crianza está a la orden del día», asegura, y «no son pocas quienes refieren no tener ni un minuto para ducharse o hacer la compra, no digamos ya para cuidar su imagen o cultivar su bienestar. El tiempo posterior al parto, puede convertirse así en un círculo vicioso del que no resulta fácil escapar —me deprimo porque no duermo y no como bien, y como estoy deprimida me cuesta alimentarme y conciliar el sueño—».

Es algo que sobre todo, reconoce esta psicóloga, lo trasladan las que son madres por primera vez. «Existe mucha exigencia externa alrededor de lo que significa ser'una buena madre', lo que hace que todos estos mensajes se conviertan en estresores cuando la madre percibe que no puede hacerlo de esa manera».

Hay un proceso saludable, sugiere, «que es soltar toda esas exigencias, y decidir cuál es el estilo de maternidad que quiere la madre con su hijo/a. Normalmente si la primera maternidad ha llegado a este término, cuando se enfrentan a la segunda, lo enfocan de una manera diferente y más adaptada a su estilo, dejando de lado todo lo externo. Si en la primera maternidad, la mujer no lo ha conseguido, es probable que vuelva a suponer otra situación de alto estrés«.

Para intentar volver a ser ella misma, en la medida de lo posible, porque nunca va a ser igual, desde la experiencia de Conde señala que atender «la parte cognitiva es clave en este proceso, separando lo que se espera de mí, y lo que 'debería'; de hacer, cambiándolo por cómo lo quiero hacer, qué estilo de maternidad quiero. Asumir que se está aprendiendo, por lo que la autocompasión y disminuir las exigencias son importantes«. Es más, concluye, sería bueno »permitirse estar tiempo sin el bebé. Para el bebé es saludable que su madre esté bien, y para que esté tiene que permitirse tener esos momentos«.

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