Valdepiélagos, el reducto de la Sierra de Madrid que ha sobrevivido a medio siglo sin partidos
En el municipio del noreste de la Comunidad de Madrid, los 620 residentes diseñan su lista electoral en primarias
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Valdepiélagos
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Iniciar sesiónDecenas de carteles están pegados en el mobiliario público de Valdepiélagos, resistiendo a las inclemencias meteorológicas de los últimos días. Al contrario de lo que se pueda pensar, no son pancartas electorales, sino pósteres de los festejos que ha acogido el pueblo las últimas dos semanas ... . «Vaya dos semanas», dice Segundo, uno de los veteranos de esta localidad del noreste de la Comunidad de Madrid. La resaca de las verbenas todavía es visible en algunos de los recovecos, como en la explanada tras la iglesia, donde permanecen las casetas de las peñas, que se guardarán «hasta el año que viene».
Valdepiélagos tampoco es un municipio al uso, al menos, electoralmente. Ha sobrevivido, desde la Transición, sin que ningún partido político lo pise. Hasta ahora. Por primera vez en la historia, en Valdepiélagos no solo se celebran fiestas, sino que ha habido un debate electoral. Ocurrió el miércoles por la tarde en el salón de actos del centro cultural y supuso todo un hito. Antes de esto, en marzo, como cada cuatro años, los 500 electores (de 621 vecinos empadronados, según los datos del Instituto Nacional de Estadística a enero de 2022) ya fueron llamados a las urnas. Debían conformar la lista electoral que se presentaría al 28M, una especie de primarias vecinales de las que salen el alcalde y los siete concejales que ocuparán el ayuntamiento.
En este 'particular' pueblo son los residentes los que escriben los nombres de quienes quieren que conformen su gobierno local. Eso sí, siempre sin cobrar. Aquí ser político es casi una vocación porque gestionar las diferentes áreas de gobierno –hay incluso una concejalía de redes sociales– no conlleva ninguna contraprestación económica.
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Pero este año, todo ha cambiado: en Valdepiélagos hay por primera vez partidos políticos. Además de esa lista vecinal, bajo el nombre de Candidatura Independiente de Valdepiélagos, se presentan Vox, Escaños en Blanco y Vecinos por Valdepiélagos, formada esta última por una agrupación de electores que, previsiblemente, serán los que más opciones tengan de arrebatarle el poder a la candidatura independiente. Cuatro opciones que rompen la tradición del pueblo, pese a que en marzo el 90% de los residentes dieron su apoyo al actual alcalde, Pedro José Cabrera, que guarda el bastón de mando desde 2011.
«A mí me gustaría salir y, si salgo, me quedo. Eso es lo que tienes que decir para que te voten. Lo dices en el bar, a tu gente, en los círculos en los que te muevas... Y cuando hay que votar, la gente te elige», explica Carlos, uno de los habitantes, sobre el sistema electoral de Valdepiéalgos. Parece sencillo, pero no lo es tanto, porque en la lista solo caben siete nombres.
Diferentes posturas
«El sistema tiene pros y contras. Pros, que la gente decide quién cree que lo va a hacer mejor; contra, que no hay oposición. Nunca la ha habido. Si hasta celebramos debate por primera vez...«, dice este vecino que, como novedad en sus poco más de treinta años, no sabe qué va a pasar ni quién los representará.
No tan contento con la presentación de varias candidaturas está Segundo, natural de San Sebastián de los Reyes pero que pisó Valdepiélagos por primera vez hace 40 años y decidió empadronarse hace cinco. «Yo me inclino por lo del pueblo, por lo de siempre, las costumbres no hay que perderlas pero quién sabe... Siempre podremos volver a lo de antes si esto no sale bien«, comenta dubitativo. Segundo no quiso ni acercarse al debate, en el que el actual alcalde fue el único candidato que rechazó participar.
«Se dice pronto, pero por primera vez en democracia se debaten y comparten propuestas para nuestro pueblo. Bienvenidos al siglo XXI», era la opinión de Juan, otro de los residentes de este curioso enclave, que aplaudía el fin de la tradición. «Era necesario que hubiese más voces y ya, eso sí, que hablen las urnas el domingo», añadía el hombre.
Valdepiélagos era el pueblo sin partidos en el que cualquiera podía gobernar y donde las candidaturas se anunciaban gracias al boca a boca por las callejuelas y lugares comunes. Era de los pocos en los que no se ejecutaban debates. Pero el domingo, por primera vez en cincuenta años, los vecinos decidirán entre más de una papeleta.
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