
Azkuna y los otros «mejores alcaldes del mundo»
Del PP, el PSOE, IU, PNV o con 60 años gobernando… en España hay una serie de regidores que han escrito páginas de oro en la historia de su ciudad
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123456789Azkuna, el «mejor alcalde de Bilbao»

En las últimas décadas, en España hemos tenido alcaldes mejores y peores. Pero hay un pequeño grupo de elegidos cuyo nombre ha quedado escrito con letras de oro en la historia de sus ciudades, más allá de su color político. Los tenemos del PP, del PSOE, de IU, del PNV o, incluso, alcaldes con más de medio siglo en el cargo.
El ejemplo más claro es el recientemente fallecido regidor de Bilbao, Iñaki Azcuna, que fue elegido en Londres el « mejor alcalde del mundo», en 2012, y que en junio de 2010 recogió en Singapur el premio «World City Prize». Este galardón, considerado el «premio Nobel» de las ciudades, reconocía la exitosa transformación llevada a cabo en la ciudad vasca desde que asumiera el cargo en 1999.
Toda la labor realizada por Azkuna, y reconocida por casi todos los políticos españoles, hizo que fuera reelegido hasta en tres ocasiones. Sus votos procedían de bilbaínos de todo el espectro político, que tenían claro quién debía ser su regidor, independientemente de que más tarde depositaran su confianza en partidos no independentistas, durante las elecciones generales. Quizá se debiera a que este carismático político supo anteponer el servicio a los ciudadanos por encima de los intereses partidistas, convirtiéndose en el principal verso libre del PNV.
Tierno Galván, el «socialista honrado»

Tierno Galván, en las fiestas de San Isidro de 1981 - abc «Uno de los grandes intelectuales de España y el mejor alcalde de Madrid en toda su historia», «una figura que está por encima de todas las pasiones partidistas» o «su desusada cultura en el medio político le hacía parecer, como lo que en realidad era, un hombre muy por encima de lo normal». Así describían personajes tan dispares como el dramaturgo Antonio Buero Vallejo, el comunista Santiago Carrillo o su gran rival político, José María Álvarez del Manzano, la figura de Enrique Tierno Galván después de su muerte.
«No se puede negar, ni nosotros lo hemos hecho nunca, la popularidad de Tierno Galván»Todo eran halagos para uno de los pocos políticos españoles que supo ganarse mejor la admiración y el respeto tanto de sus enemigos, como de sus amigos. El «viejo profesor», «el alcalde», el «socialista honrado» o, como le llegó a calificar la misma oposición del PP, «la reina madre». Esos fueron algunos de los sobrenombres que se ganó durante sus siete años (1979-1986) al frente del Ayuntamiento de Madrid.
El mismo Álvarez del Manzano, que fue derrotado en las urnas hasta en dos ocasiones por él, escribió para ABC el día de su muerte: «No se puede negar, ni nosotros lo hemos hecho nunca, la popularidad de Tierno Galván. Ha pasado por encima de criterios diferenciadores y ha continuado en la línea de los grandes alcaldes de la Villa».
Su entierro, el día 21 de enero de 1986, se convirtió en una de las concentraciones más numerosas de la historia de la capital de España.
Pascual Maragall, el alcalde «diferente»

Pascual Maragall, en una imagen de 1993, cuando era alcalde de Barcelona - JORDI ROMEU Pasqual Maragall es sin duda uno de los personajes clave de la política española de finales del siglo XX. Y a pesar de ocupar la presidente de la Generalitat de Cataluña durante tres años, lo cierto es que pasará a la historia como el gran alcalde de Barcelona.
«Cambió la forma de entender la política municipal cuando era alcalde de Barcelona»En los 15 años que estuvo al frente del ayuntamiento, entre 1982 y 1997, Maragall supo resolver con éxito todos los retos que se le presentaron y poner a la capital catalana en el mapa del mundo. Gran parte de este mérito se lo debe a los Juegos Olímpicos del 1992, que fueron algo más que un acontecimiento deportivo, ya que no solo consiguieron impulsar la gran transformación urbanística de la ciudad, sino refundarla para ser reconocida en todo el mundo como un ejemplo de modernidad.
Hablamos de un hombre que declaró cosas tan raras en el ámbito político como esta: «Acepté, como alcalde de Barcelona, que primero se construyera el AVE Madrid-Sevilla. Y lo hice porque ése fue el único año que Barcelona había recibido más inversiones que Madrid. Fue el espacio de tiempo correspondiente a las inversiones olímpicas, pues en 1992 ya estaban todas hechas».
En expresidente de la Generalitat y exministro de Industria, José Montilla acostumbraba en sus discursos a reconocer el legado de Maragall, calificándolo como «una persona especial, diferente y única». «Cambió la forma de entender la política municipal cuando era alcalde de Barcelona», subrayaba en 2006, tras definirle también como el presidente «del Estatuto, de la alternancia y de las políticas sociales».
Lucinio Prieto, alcalde desde 1954

Licinio Prieto, el alcalde más viejo y veterano de España, en una imagen reciente - LARIOJA.COM Lejos de los focos encontramos a alcaldes mucho más emblemáticos, aunque solo sea en sus pequeños municipios. Es el caso de Licinio Prieto, el alcalde más viejo y veterano de España. Accedió a la alcaldía de Cuevas del Valle (Ávila) en 1954, en plena dictadura franquista. A punto de cumplir 92 años, y a pesar de llevar al frente del consistorio 60 años, el bueno de Lucinio ganó las últimas elecciones municipales con mayoría absoluta. ¿Quién dice que el desgaste político es inherente al poder?
«Hice la transición política en este pueblo veinte años antes de que llegara la Democracia»Tenía 32 años cuando tomó posesión de su cargo por primera vez, cuando Cuevas del Valle no tenía ni agua corriente, ni alumbrado público, ni teléfono, pero si una huella enorme de la Guerra Civil: «Cuando empecé, este pueblo había sufrido mucho en la guerra. A mi familia la machacaron los republicanos. Desde mi padre hasta mi abuelo, a todos los mataron. Luego entraron los franquistas, que también machacaron a las otras familias igual que a la mía. Lo analicé y llegué a la conclusión de que había que hacer lo posible para que no volviera a pasar aquello. Cuando me nombraron alcalde, a los de izquierdas los tenían marginados y yo los liberé. Les dije (a las autoridades) que estaba administrando unos bienes que no eran míos, que eran del pueblo, y que todo el mundo tenía el mismo derecho. Sin darme cuenta, hice la transición política aquí veinte años antes de que llegara la democracia», contaba a ABC en 2011.
Uno de los primeros logros de Lucinio fue traer el teléfono, poco después de ser elegido. Cuatro años más tarde traería el agua corriente, pero tuvo que esperar al principio de la democracia para que llegara el alumbrado público. Y mientras era elegido una y otra vez, mayoría absoluta tras mayoría absoluta, ya fuera con Franco o representando a UCD, CDS o al PP. «Los que iban cayendo eran los partidos, yo quedaba en pie», contaba orgulloso.
Francisco Vázquez, el eterno alcalde de La Coruña

Francisco Vázquez, en 1997, cuando ya llevaba 14 años como alcalde de La Coruña - miguel muñiz Tierno Galván o Iñaki Azkuna no son los únicos alcaldes recordados con cariño en sus ciudades. Junto a estos se debe incluir a Francisco Vázquez. Nada menos que 23 años, entre 1983 y 2006, estuvo este socialista al frente del consistorio de La Coruña.
Vázquez siempre ratificó su vocación como alcalde, hasta fue nombrado embajador en el VaticanoEn las elecciones municipales del 23 de mayo de 1983, Vázquez obtuvo 14 concejales y asumió el bastón de mando con el que batiría varios récords de veteranía y apoyo popular. El objetivo que se puso entonces, cuando tenía 37 años, fue convertir La Coruña en una gran urbe. Nada menos que seis mandatos consecutivos estuvo trabajando en esta idea, en los que fue revalidando la mayoría absoluta todas y cada una de las elecciones municipales en las que participó, sintiéndose avalada para su gestión como regidor.
De su etapa como alcalde suele destacarse su papel decisivo en la realización del paseo marítimo –al que le pusieron su nombre, a pesar de encontrarse vivo–, la creación de la Universidad de La Coruña, su actuación en el terreno de la educación y la cultura, la mejora del Aeropuerto de Alvedro o la puesta en marcha de la obra del puerto exterior.
Durante su trayectoria muchas veces fue preguntado sobre sus expectativas para acceder a otros cargos políticos de mayor responsabilidad, como ministro, pero Vázquez siempre ratificó su vocación como alcalde. Tan sólo concedió otra opción, la de convertirse en embajador de España en el Vaticano, en 2006.
Julio Anguita, el «califa rojo»

Julio Anguita en su primer mandato como alcalde de Córdoba (1982) - DÍAZ JAPÓN Julio Anguita ha destacado siempre por figurar en la lista de los mejores alcaldes de la España democrática. Desde el Partido Comunista de España (PCE) –antes de convertirse en el coordinador general de Izquierda Unida (IU)– el «califa Rojo», como le llamó la revista «Interviú», supo ganarse el voto de sus electores y de los que, en principio, no apuntaban a serlo.
«Me siento muy orgulloso de esos cuatro primeros años, me sirvieron mucho después»En los ocho años que estuvo al frente de la alcaldía de Córdoba, Anguita ganó las primeras elecciones municipales de la democracia, las de 1979, obteniendo ocho de los 27 concejales en juego. En esa primera legislatura convirtió a Córdoba en la primera capital de provincia gobernada por los comunistas desde la Segunda República, afrontando los inconvenientes que ello suponía.
«Aquella época me marcó, era luchar al viento, sentir la vida, momentos de tremenda tensión. Me siento muy orgulloso de esos cuatro primeros años, que me sirvieron de mucho después», declaraba en 2004 al «Diario de Córdoba», en una entrevista en la que se describía como «un insensato instalado en una aventura que producía cosquilleo, la de ser alcalde de Córdoba».
Aquella primera gestión contribuyó a normalizar el nuevo régimen tras la dictadura y le valió el reconocimiento como líder dentro de su partido. Tanto es así que fue reelegido en 1983 por mayoría absoluta (17 concejales). Y tras renunciar a presentarse en 1986 de nuevo, se llevó la popularidad ganada en su ciudad para convertirse en candidato de IU a la Junta de Andalucía, donde recogió nada menos que el 18% de los votos (19 escaños).
Con su labor al frente del consistorio consiguió que –salvo en los siete años en los que el PP consiguió arrebatarle el poder– Córdoba se convirtiera en el único reducto importante de IU durante la democracia.
Las cinco investiduras de Teófila Martínez

Teófila Martínez, en 1999 - MILLÁN HERCE Teófila Martínez lleva casi 20 años al frente del consistorio de Cádiz, un tiempo en el que se ha convertido en una de las alcaldesas más populares y carismáticas de España. Accedió por primera vez al cargo, por el Partido Popular, en 1995, y en 2011 fue investida por quinta vez consecutiva.
A pesar de las críticas, Martínez obtuvo 17 concejales en las últimas elecciones municipalesA pesar de las críticas y de, incluso, las «amenazas de muerte» en sus perfil de Twitter, lo cierto es que la alcaldesa de Cádiz obtuvo en las últimas elecciones municipales un total de 17 concejales, por los sietes del PSOE y los tres de IU.
No hay nada que tumbe a esta popular nacida en Santander en 1948, cuya gestión como regidora ha contado con medidas muy bien recibidas por los gaditanos. Estas son, por ejemplo, la recuperación de edificios emblemáticos para la ciudad, la creación de nuevas concejalías de carácter social, la urbanización de los terrenos ociosos de Astilleros, el soterramiento de la vía férrea a su paso por la ciudad y, sobre todo, los actos de celebración del Bicentenario de las Cortes de Cádiz, que convirtieron a la ciudad, en 2012, en Capital Iberoamericana de la Cultura y en sede de la XXII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado.
Odón Elorza, el mago del diálogo

Elorza, posa en los salones del consistorio donostiarra, en 2003 - EFE No es fácil encontrarse hoy en día a donostiarras que recuerden cómo era San Sebastian antes de que Odón Elorza fuera envestido alcalde en 1991. De hecho, este político del Partido Socialista del País Vasco (PSE-EE), que estuvo al frente del consistorio hasta 2011, se convirtió en toda una institución para una ciudad que ha vivido en continuo cambio y bajo la amenaza constante de la banda terrorista ETA, sobre todo, para alguien como él que no era nacionalista.
Elorza fue sencillo, próximo y combativo como alcalde de San Sebastián San Sebastián era, pues, una plaza difícil de regir durante los años de su mandato. Pero este donostiarra de 59 años supo sacar partido a su habilidad para encontrar socios de ideologías muy dispares, con las que consiguió regir su ciudad natal con cierta tranquilidad durante 20 años. Que convirtió en una especial de «mago», decían algunos, que tendió puentes con formaciones tan alejadas del ideario socialista como Aralar o Alternatiba.
En ocasiones pecó de polémico, sobre todo en los últimos años por su posicionamiento público en torno a temas delicados como ETA, la detención de terroristas o la ilegalización de Sortu. Pero lo cierto es que este licenciado en Derecho fue también lo suficientemente sencillo, próximo y combativo como para ganarse a sus votantes. legislatura tras legislatura. desde 1991... hasta que en las últimas elecciones municipales fue derrotado por Bildu.
Sus partidarios defendían que sus medidas al frente del consistorio impulsaron la modernización y el desarrollo de San Sebastián, mientras que sus destractores les criticaban por un ego desmedido que le hacía rechazar cualquier objeción a su gestión.
Antes de aterrizar en San Sebastián, además, este político de gran trayectoria que ayudo a refundar el PSE en la Transición, ya había sido parlamentario vasco durante entre 1984 y 1991.
Rita Barberá, la «alcaldesa de España»

Rita Barberá frente a la Virgen de los Desamparados de Valencia - efe El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, acuñó el término de « alcaldesa de España» para definir a Rita Barberá. Referente del poder municipal del Partido Popular, la alcaldesa de Valencia encadena seis mandatos consecutivos desde que en 1991 accedió al cargo. Una victoria que sirvió de anticipo a las que luego cosecharía el PP en la Generalitat (1995) y en las elecciones generales de 1996. Posteriormente, Barberá ha encadenado cinco mayorías absolutas que avalan el respaldo a su gestión por parte de los ciudadanos. Durante ocho año fue presidenta de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) aunque su vocación, que de hecho mantiene a día de hoy, siempre ha sido la de «trabajar por Valencia», a pesar de haber dispuesto de oportunidades para dar el salto a otros niveles de la política autonómica y municipal.
Las más de dos décadas de mandato de Barberá han sido las de la transformación de Valencia en una ciudad moderna acorde a su rol de tercera capital de España.
Las dotaciones en los barrios se han combinado con grandes eventos que han proyectado la ciudad a nivel internacional, como la celebración de la Copa América de vela o los grandes premios de Fórmula 1. Una proyección que ha situado a Valencia a la cabeza del crecimiento del turismo extranjero en España y a la cabeza de las capitales que aspiran a liderar la recuperación económica de España.







