«Hay que entender que los jugadores no son máquinas»

Al contrario de como sucede en las terapias con no deportistas a los que se les ayuda a lidiar con aquello que le imposibilita mantener su vida de manera habitual, con los deportistas el enfoque está en el rendimiento, al menos en el caso de la terapia que lleva a cabo Álvarez Campillo. «Buscamos ayudar al jugador a que pueda sacar su mejor versión. Hay interferencias que le pueden afectar como son la presión, el entorno, las redes… lo que haces es ayudarle a que saque todo el potencial que tiene». En la gestión de esa presión a la que están sometidos depende mucho el jugador pero algo que funciona para casi todo es tratar que se enfoquen, no tanto en el resultado, sino en su preparación y su rendimiento. «Para evitar el pensar en qué se falló en un partido anterior o que hay que ganar el siguiente es importante que se centren en como pueden entrenar bien esa semana, cómo estar concentrados para que no estén anticipándose, porque muchas veces esa presión viene de anticiparse a cosas que pueden ocurrir, es más estar en momento presente, en el día a día. Qué puedo hacer hoy o mañana y cómo me enfoco en el rendimiento y no en el resultado, porque el resultado depende de muchos factores no de uno mismo», señala el especialista.

Empezó a colaborar con el equipo de Nervión con la llegada de Julen Lopetegui al banquillo, con el que ya había trabajado en la selección. En una entrevista reciente a ABC de Sevilla y Orgullo de Nervión , cuestionado sobre la críticas, el preparador aseguraba que prefería que se centrasen en su persona en lugar de los jugadores algo que el psicólogo cataloga como «un aspecto clave de la capacidad de liderazgo del entrenador ya que debe ser capaz de absorber la presión y luego canalizarla -porque el jugador tiene que tener algo de presión, pero un punto intermedio- pero desviarla de los jugadores hacia él porque de esa manera les protege, les hace estar más tranquilos».

El lema del Sevilla FC es «Nunca se rinde» algo que muchos podrían pensar que ejerce una presión extra al que llega a las filas nervionenses, pero para Juan Carlos Álvarez es muy positivo porque considera que «el ABC del fútbol es luchar y correr, porque aunque tengas mucha técnica o mucha calidad, pero no has entrenado bien, no te has esforzado, no luchas, no vas a conseguir nada. Así que si el jugador sabe desde que llega que esa es la filosofía del club ya sé lo que tengo que hacer, luchar de principio a fin y eso le hace crecer y superarse».

Durante este mercado de fichajes se espera que haya movimientos en la plantilla sevillista y una de las claves para el rendimiento de un jugador es la adaptación que, aunque cada club tiene sus protocolos a seguir, también hay un aspecto psicológico a tener en cuenta ya que aunque hay algunos jugadores que se adaptan sin problemas hay algún caso en el que el clima, la comida les puede afectar y eso hace que se aíslen un poco y ahí lo que hay que trabajar es el «qué jugador quieres ser tú para el equipo no sólo lo que te da el equipo a ti y el club si no tú qué es lo que le quieres dar para integrarte lo más rápido o para esforzarte en hablar con los compañeros».

Otro de los momentos en los que el trabajo del psicólogo puede ser fundamental es cuando llegan las temidas lesiones y en la pasada temporada el Sevilla tuvo que lidiar con bastantes. El aspecto anímico puede llegar a influir incluso en la recuperación de una lesión. Cuando un futbolista se lesiona, qué pasará en algún momento, «les afecta mucho, por empiezan a ver los fantasmas de 'y si no me recupero bien' por lo que se trata de alejar los pensamientos negativos y que visualice una buena recuperación. Los pensamiento generan química, si pensamos de forma negativa no favorece a la recuperación, les ayudamos a que los pensamiento no sean de ese tipo porque si no a veces se hunden un poquito». Además de las lesiones, a algunos jugadores durante ese momento de menor rendimiento se les acusó de apatía algo sobre lo que el psicólogo señala hay que entender «que los jugadores no son máquinas y la regularidad no se puede mantener eternamente, afectan las lesiones, el cansancio, cuando eso no se entiende por parte del aficionado o la prensa, es presión que se le pone al jugador que de por sí está cansado de tanto partido, ritmo esfuerzo de conseguir resultados y parece que ahora ya un empate es malo. Todo eso le afecta. Ahí se intenta es aislar al jugador. Se trabaja visualizaciones, alguna relajación, mindfulness, estar en el aquí y ahora, no pensar en el siguiente partido. «Me gusta poner el foco en que los chicos son personas, y tienen sus problemas y eso les afecta y hay que entender que no podemos pretender que sea todo igual y previsible».