Rayo - SEVILLA
El dedo en el orto
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Después de los valiosos tres puntos, caben el punto y coma, el punto seguido y el punto y aparte. Esto último es lo que espera el sevillismo
Rayo - Sevilla: En-Nesyri e Isaac golean a la crisis (1-2)
Sevilla
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Iniciar sesiónTiene Quique Sánchez Flores esa cualidad propia de algunas fisionomías a las que es sencillo buscarle parecidos. La de Luke Skywalker es bastante evidente, pero así, ahora, con esa frondosa barba ligeramente canosa que gasta desde que ocupa el banquillo sevillista, se da un aire ... al náufrago de Tom Hanks. Anoche, cuando el árbitro pitó el final del encuentro contra el Rayo, era la mismísima imagen de Tom Hanks avistando el barco de carga que lo rescata de la isla; la euforia resultó similar.
Salvo el primer partido contra el Granada, aquel que disputó cuando apenas había vaciado su equipaje, Quique Sánchez Flores aún no sabía lo que era disfrutar las mieles de los tres puntos. Pero después de los tres puntos, caben el punto y coma, el punto seguido y el punto y aparte. Esta última es la puntuación que anhela todo el sevillismo.
En Náufrago, Tom Hanks hablaba todo el tiempo con Wilson, una pelota que se convertía en una suerte de amigo imaginario. El náufrago Sánchez Flores, sin embargo, ha tenido una relación más complicada con las pelotas. Más concretamente, con las que acaban en gol. Ayer, ante el Rayo, la propuesta de once resultaba bastante alentadora. Le costó arrancar al Sevilla, pero en el minuto 19, y después en el 44, se abrieron las puertas y todo se llenó de luz: por fin atisbamos pólvora en la delantera, con dos jugadores que se combinan y entienden bien. Era la primera vez que jugaban juntos, pero la conexión de En-Nesyri con Isaac fue la mejor noticia del partido. Los dos, además, compitieron a un nivel individual sobresaliente; solo Nyland se acercó en excelencia.
El Sevilla, en todo caso, estuvo lejos de hacer un buen partido. Las imprecisiones fueron numerosas. En el segundo tiempo, durante los primeros minutos, el Rayo convirtió el encuentro en un correcalles, y los de Nervión fueron incapaces de domeñar esta tendencia. Sin embargo, con el paso de los minutos, los de Quique Sánchez Flores ganaron en solidez. Ocampos, en el minuto 77, tuvo la ocasión más clara de rematar el partido, pero en lugar de asistir a En-Nesyri prefirió jugársela y mandar el balón al palo. En los minutos finales del encuentro, el Rayo lo intentaba, y el Sevilla intentaba como podía contener la jindama.
No quiero ni imaginar lo que le habría caído al equipo de Vallecas si en lugar de Ocampos hubiera sido Viny Jr. el que, al sacar un balón de banda, hubiera sido sometido a un tacto rectal por parte de un aficionado. En cambio, el niñato que llevó a cabo el estúpido gesto no fue siquiera retirado de su asiento. Y no solo eso: el graderío reprendió al argentino por paralizar el partido y dirigirse al árbitro a denunciarlo. Es un gesto grave, pero más grave aún resulta la indiferencia del club ante la maniobra. En un momento dado, la cámara de DAZN enfocó durante el segundo tiempo al niñato en cuestión; se le veía sonriendo junto a sus amigos mientras, a buen seguro, consultaba los comentarios que a esas alturas ya se multiplicaban en las redes sociales en relación con su hazaña.
No pudimos escuchar las palabras con las que Ocampos se quejó al árbitro de la prospección anal del niñato -espero que sobre él recaiga un castigo acorde con la gravedad del gesto-. Pero a buen seguro debió comunicar que le habían intentado meter el dedo en el orto. Puede que, al fin y al cabo, el gesto fuera providencial. En Argentina, el orto es la forma vulgar de referirse al ano. En el Sevilla, orto suena a Orta, de nombre Víctor, cuyo papelón en el mercado de fichajes de este invierno ha resultado bastante escatológico. Pero en castellano, orto significa amanecer. A algún supersticioso podría ocurrírsele la idea de que, como quien pisa una mierda, la prospección anal a Ocampos haya podido traernos buena suerte. El dedo señalando un nuevo amanecer. El dedo en el orto.
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