El crecimiento como razón de ser (0-0)

No fue un partido para recordar pero es que Betis y Madrid llegaron al pitido inicial de Jaime Latre con los deberes hechos y mentalidad de reparto de alegrías. Lo dijo Courtois a la conclusión, era ritmo más de pretemporada. Préstamos de dominio, equilibrio en ocasiones fallidas y momento para homenajes. Ovación a Joaquín, últimos minutos de Tello... El Betis mostró una buena cara en el Bernabéu ante un grupo en el que Ancelotti no reservó nada interpretando el duelo como prueba decisiva para la final de París. La idea es que no hubiera lesiones y así el duelo finalizó sin ni siquiera amarillas. Guante blanco y verdiblanco. Todos amigos, objetivos resueltos y a casa tan felices. Sin agobios, sin prisas. Así se merecía acabar el curso el Betis, disfrutando en un escenario tan imponente y con la firmeza y seguridad de ser quinto, sólo detrás de los mastodónticos presupuestos de Champions y con la clara perspectiva de colarse en esa fiesta de los cuatro primeros en cuanto los de arriba se despisten lo más mínimo, que de hecho acabará muy cerca del cuarto.

Porque este Betis no sólo genera ilusión por lo que es sino por lo que proyecta que va a ser. Fichajes bien pensados, renovaciones idóneas y un mercado abierto para rumores, desmentidos y operaciones. Un club gustoso para el futbolista pretendido y apetitoso para el que quiera pescar con la cartera llena. Ya se verá. Mientras, el bloque completó un duelo serio, con buen criterio atrás y rompiendo el centro del campo para cabalgar con cuatro arriba que buscaban el auxilio clásico de las alas, con Álex Moreno de menos a más y Sabaly intenso en la resta y con menos piernas para la suma, que había que tener fuelle para secar a Vinicius.

Benzema avisó en el inicio y respondió el Betis con contragolpes, un robo alto de Fekir y disparo de Willian José que llegó después de una carrera en la que ambos no se entendieron. Canales le dio un regalo en forma de pase a Juanmi pero su control fue largo y Militao se le cruzó. Casemiro tiró luego raso fuera. El descanso no iba a cambiar más que el Madrid tendría más la pelota en el inicio de la segunda mitad por el dinamismo de Camavinga y Valverde. Remató Benzema centrado y Juanmi, de nuevo, casi marca de cabeza tras una interminable jugada coral que concluyó con el centro de Álex Moreno. Los cambios desfiguraron a ambos conjuntos, sobre todo en la parcela ofensiva. El duelo seguía abierto pero con ritmo controlado, sin excesos. El partido era una fiesta, que nadie metiera la pata. La tuvo Joaquín, ovacionado en su entrada al Bernabéu, tras una cabalgada con Tello y Borja Iglesias que recordó mucho a la acción del gol en el Camp Nou. Pero su disparo se fue alto por poco. Ceballos tuvo 20 minutos para darle ese picante de quien se ve vestido de verdiblanco en unos meses. El Madrid se fue a su rincón para pensar en la Champions y el Betis, al suyo a saborear el quinto puesto y una temporada sobresaliente que ha sido el orgullo de todo el beticismo. Y no se vayan que aún hay más.