ISABEL CARRASCO Y LA MUJER DEL CÉSAR

ISABEL Carrasco es, por excelencia, la mujer del Partido Popular de León; una histórica incombustible, como se dice en el argot político. Carrasco lleva un cuarto de siglo en esto de la política provincial, siempre en cargos de relevancia y, como se sabe, la experiencia es un grado, que decían en la mili. Y a fe que la señora se ha graduado como capitana generala, que diría Carmen Chacón (ministra de Defensa en funciones).

Anda el PP del gallego-leonés Rajoy (nacido en Galicia, pero educado en los Jesuitas de León, casi como Zapatero, nacido en Valladolid y educado en el Colegio Leonés), palpando el triunfo electoral con la discreción y la sobriedad que exigen los tiempos que corren… y lo que te rondaré. Bien saben los Rajoy, Gallardón, Soraya, presidentes autonómicos, alcaldes y demás, lo que les espera; vamos, que ni una broma, ni el mínimo desliz, con la exigencia que sus electores han depositado en las urnas, que no es otra que devolverles la ilusión perdida tras años de caos gubernamental, de cinco millones de parados, de políticos y jueces en el banquillo, de corrupciones y malversaciones, de blanqueos y oscurantismos, de prebendas y nepotismos. Al señor Rajoy Brey le espera una tarea de «aquí te espero» y lo primero que ha prometido es una política de austeridad y transparencia. En ello andan ya algunas de las Comunidades que el PP ha conseguido arrebatar al PSOE del despilfarro.

Y ante tal panorama, he aquí que aparece Isabel Carrasco, la señora del César pepero de León, de cuya honradez no se duda, aunque debería cuidar que su conducta no empañe el brillo de los estandartes de su partido. Recordando a Plutarco y a Julio César, «no basta que Carrasco sea honrada; también tiene que demostrarlo». Y si hace un tiempo simultanear doce cargos (políticos, privados o mediopensionistas) podía resultar incluso una admirable chulería, hoy, en los tiempos que corren, tal acopio de poder y sueldos raya en la obscenidad.

Isabel Carrasco acaudilla desde hace años el PP leonés, capitalino y provincial; presume de los últimos resultados electorales (que la agonía de Zapatero le puso en bandeja), pero es fama que su manera de entender la política provincial sarpulle a gran parte de sus correligionarios. Se la teme y se la venera, pero éstos no son tiempos dados a temores ni veneraciones; muy al contrario, ahora son los políticos quienes deben andar temerosos pues el personal no está dispuesto a pasar ni una, ni a permitir más engañifas y politiquerías; o sea, que la señora Carrasco, además de ser honrada, también tiene que demostrar que es una servidora pública, o de lo contrario, sus mismos electores se lo demandarán. Esa docena de cargos que lleva a sus espaldas y en sus bolsillos le parece mucho peso a tantos leoneses convencidos de que es época de «austeridad y transparencia», o sea, lo que ha dicho Rajoy.