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ABC Cultural

Con victorinos, todos felices

Apostó entonces por otro tipo de toro, más encastado; triunfó e hizo triunfar a muchos: un gran ganadero

Con victorinos, todos felices EFE

ANDRÉS AMORÓS

Ayer cumplía cincuenta años la Plaza de San Sebastián de los Reyes, «la Tercera». A la vez —Ángel González Abad lo ha contado, en ABC — cumplía cincuenta años la ganadería de Victorino Martín. Apostó entonces por otro tipo de toro, más encastado; triunfó e hizo triunfar a muchos: un gran ganadero. Esta mañana, en el coloquio de Covadonga Sáinz, le escucho repetir: «Sin el toro, no queda nada importante, en la Fiesta». Tiene razón: sin el toro auténtico, encastado. Añade: «Lo malo es que hoy mandan los toreros» . Le matizo yo: «O sus apoderados, o sus veedores...» Cuenta que, una vez, puso en el comedero de los toros a su hijo, que tenía entonces cuatro años...

Cierra esta tarde la Feria de Bilbao una seria corrida de Victorino: tercero, cuarto y quinto, muy nobles, han permitido el triunfo de los tres diestros.

El primero humilla bien pero flaquea. Padilla banderillea, con salto incluido; muletea, fácil, alegrando con la voz a un toro parado, de corto recorrido. Faena de oficio, sin brillo. Mata bien a la segunda: un comienzo gris. (El público actual aplaude ahora, sobre todo, el acierto en el descabello...)

Recibe de rodillas al cuarto. En banderillas, Padilla le busca las vueltas. (Lidia bien Yesteras). Después de algunos apuros, le arranca derechazos ligados y naturales suaves, lentos, con más temple del que suele mostrar este diestro. El toro, «Bostecito», no ha aburrido a nadie, ha sacado un gran fondo de nobleza. La buena estocada pone en sus manos la oreja.

El segundo sale andarín del primer puyazo; derriba en el segundo, haciéndole una «llave», como de judo, por detrás, al caballo. Los banderilleros pasan apuros con un toro que se orienta . Prueba el toro en la muleta, busca, se define claramente: es la clásica «alimaña». Urdiales pasa un mal rato, hace lo adecuado, se dobla por bajo. No cabe otra cosa. Falla al matar.

Flojea pero embiste con claridad el quinto: Urdiales logra verónicas de manos bajas, muy estéticas. El toro es noble, le permite desquitarse: consigue series de muletazos de buen trazo; algunos naturales, francamente buenos; al final, derechazos con ritmo, metido entre los pitones, que entusiasman. Faena de clase, que ha ido a más. Pincha, saliendo con la taleguilla rota. Pierde los trofeos por la espada pero deja una gran sensación.

El tercero es cárdeno, muy ofensivo: lo aplauden de salida. Saludan en banderillas Gustavo García y Domingo Navarro. Bolívar lo llama de lejos, en el centro, el toro acude con nobleza: estupendos naturales de mano baja, amplio recorrido . Le consiente, provoca la arrancada. El toro se apaga pero ha tenido unas cuantas embestidas excelentes y Bolívar lo ha entendido. Se atraca al matar: oreja. El público ya ha desarrugado el ceño.

Remata fuerte el último, humilla, pero se cuela en banderillas. Bolívar le saca muletazos con mérito a un toro no fácil, cerrando así una buena actuación.

El resumen es fácil: tercero, cuarto y quinto han sido grandes toros. Cada uno de los tres diestros ha dispuesto de uno, para lucirse, y lo ha aprovechado. Tiene razón Victorino: el toro es la base de la Fiesta. Felicidades, ganadero.

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