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Netanyahu cede ante los «indignados»

El primer ministro israelí se compromete a reformar el sistema de impuestos

Netanyahu cede ante los «indignados» aFp

LARA APARICIO

Han hecho falta 300.000 personas en la calle para que ocurriese , pero el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha reconocido que su política económica necesita un cambio de rumbo. El primer ministro admitió ante uno de los expertos encargado de entablar conversaciones con los líderes «indignados», que se decidió a rectificar después de leer en un libro que Theodor Herzl —fundador del sionismo moderno— tuvo que adaptarse también a una serie de cambios circunstanciales en su vida. Según el diario israelí Hareetz, Netanyahu aseguró estar preparado para modificar la política tributaria introducida hace unos años y que tanta controversia ha causado.

Sin embargo, los cambios en la política económica no supondrán en ningún caso un aumento del gasto por encima de sus capacidades, algo en lo que tanto Netanyahu como su interlocutor estuvieron de acuerdo. El primer ministro, a cambio, accedió a transmitir las propuestas de los «indignados» canalizadas a través de un equipo de expertos a los ministros en el plazo de un mes, y evitar que se queden varadas en discusiones políticas sin un final claro. Este equipo de expertos se ha puesto en marcha a raíz de la acogida que están teniendo las protestas iniciadas hace tres semanas reclamando «justicia social».

¿Qué piden?

Precisamente, las demandas de los «indignados» israelíes se centran en un cambio económico más que político. La lucha por una vivienda digna constituye el punto central de las protestas. Comprar un apartamento en Israel cuesta alrededor de 200.000 euros y su precio se ha incrementado un 32 por ciento en Tel Aviv y un 17 por ciento en Jerusalén. El sistema de impuestos, el mismo que Netanyahu ha accedido a revisar, también ocupa un lugar destacado dentro de sus exigencias. La tasa de crecimiento económico del país, que se sitúa en una media del 4,5 por ciento desde el año 2004, no sirve para calmar los ánimos de una población que denuncia desigualdad social y corrupción. Por eso, los manifestantes que inundan las calles de Tel Aviv estos días, en la que es la mayor movilización social de la historia de Israel, piden encarecidamente que se disminuya el coste de la vida y que se atiendan las necesidades de la población más necesitada.

Los «indignados» israelíes recibieron las palabras de su primer ministro con desconfianza. «Netanyahu puede multiplicar sus promesas, pero queremos saber cómo las va a llevar a cabo; queremos estar seguros de que se van a garantizar las reformas con las leyes adecuadas», declaró uno de los portavoces del movimiento a France Presse. Además, los manifestantes cuestionan la capacidad del primer ministro para realizar medidas concretas debido al elevado número de expertos de los que se rodea para transmitir las propuestas. Benjamin Netanyahu, en un alarde de prudencia, declaró que «no podían satisfacer todas las demandas» y su ministro de Industria echó la culpa al «tsunami de la crisis internacional». El equipo de expertos recogerá las propuestas de los indignados hasta la vuelta de la actividad parlamentaria en octubre, aunque dispone de un mes para transmitir las primeras a los ministros de Netanyahu.

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