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cultura

La Biblioteca regional recuerda a Luis Cernuda en el 50 aniversario de su muerte

Federico de Arce y Marcos Ávila intercalarán la lectura de sus poemas con impresiones en torno a la obra de este gran poeta andaluz y universal

La Biblioteca regional recuerda a Luis Cernuda en el 50 aniversario de su muerte

valle Sánchez

Este martes se cumplirán 50 años de la muerte en México, en el exilio, del poeta sevillano Luis Cernuda, uno de los más importantes en la historia de la poesía española del siglo XX.

Para recordarlo la Biblioteca de Castilla-La Mancha, en el Alcázar de Toledo, ha organizado un pequeño acto de recuerdo de su obra y de homenaje. El mismo contará con la presencia de los profesores -y también poetas- Federico de Arce y Marcos Ávila que intercalarán la lectura de poemas de Cernuda con sus propias impresiones en torno a la obra de este gran poeta andaluz y universal.

Además de la publicación del libro « Leve es la parte de la vida que como dioses rescatan los poetas (Poemas para Luis Cernuda)» , se van a celebrar dos homenajes al poeta sevillano. Uno en el Ateneo Madrileño (día 5), y otro en el Ateneo de su ciudad natal (día 8).

La poesía de Cernuda, recogida en libro que fue ampliando en sucesivas ediciones: La realidad y el deseo , es «materia de vida hecha carne poética, reflexión sobre la existencia y la condición humana en términos universales, y tiene su lugar especial en el grupo de su generación, como contrapunto al vitalismo desbordado de otros. También la vida, con sus claroscuros, se desliza por sus versos, como esos momentos de felicidad que, aunque fugaces y perecederos, habría para él. Y, por encima de todo, la belleza, que, aunque sea efímera, siempre será un goce eterno».

Como tan bien cuenta Manuel de la Fuente en ABC el poeta falleció un 5 de noviembre de 1963: « Luis Cernuda se hospedaba en casa de su gran amiga la poeta Concha Méndez, esposa del también poeta Manuel Altolaguirre, muerto en 1959 en España cuando asistía al Festival de San Sebastián. Aquella mañana, en esa casa de Coyoacán, en México, don Luis no bajaba a desayunar. Paloma Altolaguirre, hija de Manuel y Concha, subió a buscarlo a su habitación en la segunda planta. Cernuda, con las cerillas y su pipa en la mano, y un libro de Emila Pardo Bazán en la mesilla, parecía simplemente dormido, pero acaba de viajar definitivamente a ese lugar donde quizá habite el olvido «más allá de los vastos jardines sin aurora, / donde yo sólo sea / memoria de una piedra / sepultada entre ortigas / sobre la cual el viento escapa a sus insomnios». Luis Cernuda, uno de los más grandes poetas contemporáneos españoles, había muerto».

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