El COI impone décadas de espera para que un país repita experiencia olímpica
Desde la Segunda Guerra Mundial, sólo EE.UU. ha sido la excepción. La cercanía de Barcelona 92 y la rotación continental pesaron en la derrota de Madrid 2020
MIGUEL ÁNGEL BARROSO
Cuando en la dolorosa resaca del fracaso de Madrid 2016 (la votación tuvo lugar el Copenhague en octubre de 2009) Jacques Rogge, presidente del Comité Olímpico Internacional , animó a la delegación española a probar suerte por tercera vez consecutiva, probablemente el doctor belga ... ya sospechaba que las posibilidades de la capital de España eran escasas. Pero necesitaba la comparecencia madrileña en la puja para que el espectáculo no decayera: Roma se había borrado por razones de estabilidad presupuestaria y Bakú no tenía pedigrí, así que fue descartada en pleno proceso de selección. Peor fue su apoyo impostado tras el traspié del proyecto de 2012, en la reunión de Singapur de julio de 2005 que dio el triunfo a Londres: «En ningún sitio está escrito que un continente no pueda repetir cuatro años después», dijo a los desolados representantes españoles. Lo cierto es que después de la Segunda Guerra Mundial el COI ha impuesto décadas de espera a los países para repetir experiencia olímpica (la única excepción ha sido Estados Unidos, que tuvo los Juegos de Los Ángeles en 1984 y los de Atlanta en 1996, es decir, con sólo doce años de diferencia).
Decidido de antemano
Más allá del asunto económico, clave para la elección de Tokio, la cercanía de Barcelona 92 ha pesado. También la rotación de continentes: después de Europa (Londres 2012) y América (Río 2016), tocaba Asia (las posibilidades africanas están aún lejos, y en Oceanía sólo Australia ha concursado con éxito organizando los eventos de Melbourne 1956 y Sidney 2000). En el casi indescifrable mundo del COI, estas «normas no escritas» se suelen cumplir más o menos a rajatabla, por mucho que Rogge haya dicho lo contrario. Hoy, los miembros de este exclusivo club eligen a su nuevo presidente en Buenos Aires, una decisión que, no conviene engañarse, es lo que verdaderamente les importa. La sede de los Juegos estaba resuelta en la reunión previa de Lausana hace unos meses, algo que reconocen los propios miembros españoles del COI, y la presentación de Buenos Aires , con su intensa agenda de lobby de última hora y sus discursos y vídeos emotivos, quedó más para el «show» televisivo y la exhibición de músculo del citado organismo que para captar votos indecisos.
Para 2024 toca Europa, y grandes capitales del Viejo Continente están tomando posiciones una vez que Madrid ha enviado sus naves a luchar contra los elementos. En 2024 se cumplirá un siglo de los últimos Juegos celebrados en París (los de 1900 también fueron suyos), una excelente oportunidad para montar una edición aniversario que rinda memoria a los pioneros del movimiento olímpico, incluyendo al parisino barón de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos de la era moderna. París es súperfavorita incluso antes de que se dé el pistoletazo de salida, y nadie duda de que su red de influencias ha trabajado a fondo para que Madrid patinara ahora. Repetir no es obstáculo siempre que se deje pasar un tiempo prudencial. París sumaría un triplete, igual que Londres (1908, 1948 y 2012). Atenas, Los Ángeles y Tokio llevan dos ediciones cada una.
Pero es que, además, Berlín (que no es sede desde 1936) ha mostrado su interés por participar en esta carrera. Múnich 1972 queda bastante lejos y no lastraría esta opción. También Italia ha levantado el dedo con dos posibles opciones: Roma y Milán.
Roma también sueña
Como se apuntó al principio, Roma tuvo que abandonar su proyecto de 2020 debido a los problemas económicos que atraviesa el país -el entonces primer ministro, Mario Monti, se opuso, y su decisión cayó bastante bien entre la ciudadanía-. Ahora vuelve a subirse al tren. Tras felicitar a Tokio , el primer ministro italiano, Enrico Letta, dijo que «nuestro país puede ser un candidato en 2024».
El presidente del Comité Olímpico Italiano (CONI ) , Giovanni Malago, lo vio claro en Buenos Aires tras la derrota de Madrid. «Ahora nosotros podemos soñar. Fue muy importante que Tokio ganara. No sólo porque tenía, en mi opinión, la mejor propuesta de todas. Esta victoria nos posiciona muy bien de cara al futuro». Roma fue sede de los Juegos en 1960 y, según su alcalde, Ignazio Marino, «las condiciones están maduras para lanzarse de nuevo». Media docena de ciudades norteamericanas están ya en proceso de prelicitación. El COI impone esperar, pero con Estados Unidos ya se sabe que hay excepciones.
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