La mujer que denunció a su expareja por abuso sexual se niega a declarar

La supuesta víctima, P.M.T., ha dicho entre sollozos que «no podía declarar» como testigo denunciante de lo ocurrido la noche del 10 de julio de 2005 mientras ambos compartían cama, aunque hacía un mes que habían iniciado los trámites para dejar la convivencia.

Al finalizar la breve vista oral, el abogado del acusado, José Antonio Franco, ha dicho a los periodistas que ella se ha negado a declarar por «miedo a ser descubierta», dada la inconsistencia de la denuncia y a la inexistencia de pruebas contra su cliente.

A pesar de ello, el fiscal ha mantenido la petición de siete años de prisión por abusos sexuales, basándose únicamente en el informe emitido, al no haberse podido contrastar la versión del acusado con la declaración de la denunciante.

Se da la circunstancia de que la pareja tiene un hijo en común que entonces tenía seis años y que está bajo la custodia del acusado después de ser ella condenada por agredir al pequeño cuando tenían la custodia compartida, según ha explicado el abogado del acusado.

Durante su declaración, el inculpado ha dicho al tribunal de la sección segunda de la Audiencia de Toledo que la noche del 10 de julio de 2005 fue ella quien tomó la iniciativa de mantener relaciones sexuales, justo la noche anterior de que tuvieran que ir al juzgado por la demanda de separación que él había presentado.

Sin embargo, en su denuncia ella explicó que fue él quien a pesar de su negativa insistió en mantener relaciones sexuales, aunque «sin violencia ni intimidación», según el escrito de acusación de la fiscalía.

El abogado del acusado ha insistido durante el juicio en las contradicciones de la víctima durante el largo proceso judicial y en que el último informe psicológico que se le ha hecho a ella «tira por tierra» otro anterior con el que la denunciante pretendía acreditar su credibilidad.

La defensa pide la absolución para su patrocinado y como alternativa por si el tribunal condenara a su cliente solicita que le apliquen dos atenuantes, la de dilaciones indebidas y el hecho de que él ha pagado las deudas que tenían contraídas mientras vivían juntos.