Jaime González, periodismo de lujo

Al rancio nacionalismo que propugna y proclama desde tiempos inmemoriales Coalición Canaria, Jaime González le dio una respuesta brillante y contundente: «Se parapetan detrás del territorio para marcar una línea en el suelo y gritar ‘de aquí para allá, esto es nuestro’ . Hay que tener cuidado con los peligros inherentes a los populismos, tan propios de tiempos de crisis, y de la decadencia intelectual que rodea el país. Cuidado, mucho cuidado: la nueva invertebración de España va más allá de los intereses territoriales, mucho más allá, en realidad es fruto de esa decadencia intelectual que nos ha dejado sin referentes, a oscuras».

Es evidente que lo que sucede en la política archipielágica no le pasa inadvertido a Jaime González, que pone el dedo en la llaga sobre los tejemanejes que se trae entre manos el paulinato . Justamente, es lo que estamos viviendo en Canarias, políticos de medio pelo, mediocres que jamás habrían podido aspirar en condiciones normales a una poltrona, y que sus discursos prefabricados abundan siempre en la misma línea: «La culpa es de Madrid», «en las Islas nos tienen apartados y marginados», «el Estado no invierte»... y así un largo etcétera de excusas y lamentaciones paupérrimas que se suenan, con perdón, los mocos en la bandera de las siete estrellas verdes.

También el jefe de Opinión de ABC da en el clavo a la hora de definir el nivel de preparación de nuestros dirigentes públicos. No dan la talla necesaria , son personas que se han instalado y se han enrocado en la poltrona de tal manera que no hay quien las quite de ahí ni con agua hirviendo, parece que hubieran sido pegados con La Gotita, que ya saben cual es su cualidad, «nada, nada lo despega». Pues eso, muchos de estos representantes de la partitocracia no salen de ahí ni con espátula.

Por eso, es de agradecer que firmas como las de Jaime González se atrevan a poner negro sobre blanco y a ser el altavoz de las barrabasadas nacionalistas que en otros medios, directamente, se ocultan porque molestan, porque amenazan con la pérdida de subvenciones o porque, por ejemplo, te apartan directamente del sistema (y no hay que irse muy lejos para recordar el caciquismo que se produjo con la concesión de las licencias de radio).