HORIZONTE
El valor de unas imágenes
«Los celos son un trastorno que acaba haciendo imposible la vida de una pareja»
Como cabía suponer, el homenaje póstumo a Nelson Mandela en el estadio Soccer City de Johannesburgo dejó muchas fotos memorables. Recapitulemos sobre dos escenas, por razones muy diferentes. De una parte la que ayer era la portada de ABC: el encuentro entre el presidente de los Estados Unidos y el de Cuba. Es verdaderamente notable que haya tenido que ser en el funeral de Mandela donde se saluden por primera vez desde el triunfo de la revolución cubana el 1 de enero de 1959 los jefes de Estado de ambos países. Y casi más relevante todavía el esfuerzo de sus respectivos portavoces, a posteriori, por restar importancia al saludo. Que no haya lugar a equívocos. Nada ha cambiado porque nada puede cambiar. Ni aunque los dos dirigentes compartan en ese lugar la tribuna de oradores. En el caso de Obama, para reivindicar el espíritu de Mandela en la defensa de las libertades. Y en el de Raúl Castro y bastantes otros jefes de Estado, para no acordarse de esa parte del legado de Mandela, que debería ser de aplicación universal. Un Mandela que escogió Cuba como el primer país que visitó cuando salió de la cárcel en 1990. Pero que no hizo nada por imitar ese régimen cuando llegó al poder en 1994.
Lo que ya nunca será igual después de Johannesburgo es la imagen de la primera dama norteamericana. La sucesión de instantáneas mostrando las fotos que se hacía la primera ministra danesa, Helle Thorning-Schmidt, con el primer ministro británico, David Cameron, y el presidente norteamericano, Barack Obama, es memorable. Probablemente cualquier jefe de Gobierno del mundo hubiera querido tener una foto así, rodeado de dos mandatarios tan relevantes. Y hoy en día los móviles nos permiten retratar cualquier momento de nuestras vidas. Lo que sería bueno saber es por qué Michelle Obama tuvo semejante reacción de celos, mostrando un indisimulado enfado y obligando al presidente de los Estados Unidos a apartarse de la primera ministra y ubicarse ella en medio cual muro de contención. La imagen era más propia de un patio de colegio y de un rifirrafe entre adolescentes. Como sabe cualquiera que haya mantenido una relación con una persona celosa, ese es un trastorno que manifiesta la inseguridad de quien lo padece. Un trastorno que quien no quiere tratarse consigue infligir a ambos miembros de la pareja y acaba haciendo su vida imposible. Es obvio que yo no tengo ni la más remota idea de qué problemas personales pueden tener los Obama en la intimidad, pero lo que sí sabemos ya todos es que hay algo que va mal. Necesariamente tiene que ir muy mal para montar un número así cuando sabes que eres el centro de la atención de todas las cámaras del mundo en un estadio repleto de ellas. Tanto las de los profesionales como las que todos llevan ahora en su bolsillo.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete