COSAS MÍAS
Apadrine a un mediocre
La propuesta de Adelaida de la Calle hay que entenderla en la campaña política de la izquierda universitaria
LA presidenta de los rectores, Adelaida de la Calle, ha propuesto que donantes privados «apadrinen estudiantes», «como se apadrina a un niño», lo que ha causado el entusiasmo de la prensa progresista que lo destacó ayer en grandes titulares. Lástima para tal entusiasmo que la propia rectora rebajara su propuesta a lo que podríamos calificar como mera ocurrencia, cuando, también ayer, y en entrevista con Ernesto Sáenz de Buruaga en Las Mañanas de COPE aclaró que se trataba de una mera idea expuesta en el contexto de una rueda de prensa y como respuesta a una jubilada que le hizo una oferta de donación.
Pero si la ocurrencia prospera, y el fomento de las donaciones privadas para la enseñanza puede ser positivo, tendremos la ocasión de observar cómo tales donantes ponen patas arriba las ideas de esta rectora y la izquierda universitaria que representa. Sus peculiares conceptos de la igualdad de oportunidades y de la excelencia, quiero decir. Puesto que los donantes exigirán con toda seguridad unas calificaciones bastante mejores que las que piden las instituciones públicas para otorgar sus becas a los estudiantes. Y podremos encontrarnos ante la peculiar situación de que Adelaida de la Calle y sus colegas se vean en la necesidad de hacerles unas movilizaciones a los donantes para que rebajen sus exigencias y permitan suspender a los pobres lo mismo que a los ricos.
Porque la propuesta de Adelaida de la Calle hay que entenderla en la campaña política de la izquierda universitaria en contra del endurecimiento del rendimiento académico para la obtención de las becas. Una campaña en la que la izquierda ha manipulado groseramente los datos dando a entender que los pobres se quedarían fuera de la universidad por serlo y no por las malas notas que es la única verdad del asunto. Y liderando la lamentable idea de que la igualdad de oportunidades en educación debe significar igualdad en la mediocridad y en el fracaso, o que los pobres deben tener el mismo derecho a seguir suspendiendo que los ricos. Lo que no sólo ilustra las ideas sobre el trabajo y la excelencia de nuestra izquierda sino que también muestra lo que son capaces de hacer algunos rectores para seguir ganando elecciones en sus universidades. Porque esto va, sobre todo, de populismo y de elecciones y de que la izquierda es abrumadoramente dominante en la universidad española, en poder y en votos.
Dado que la exigencia del Estado para la exención de matrícula a los alumnos de menores recursos es de un 5,5 y de un 6, o 6,5, dependiendo de los estudios, para las becas-salario mensuales, y si Adelaida de la Calle tiene éxito, habrá que imaginar a sus padrinos donando fondos para los que no alcancen esas notas. Con lo que España inaugurará una novedad mundial, el donante privado de la enseñanza que fomenta la mediocridad, con becas de matrícula para los que no lleguen al 5,5 y de salario para los que no lleguen al 6. Por el derecho a la mediocridad de los pobres. Pagado por los ricos.
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