ETA debe desaparecer
Te compadezco, ETA, de veras. Qué pena la tuya, luchar inútilmente, matar vilmente para nada. Asesinar porque sí, porque eres así. No sabes nada. Me recuerdas al mito de Sísifo. Me das lástima, la lástima que me producen los desquiciados. Porque estás perdida, ETA. Te has enrolado en un laberinto de imposibles, injustificables todavía hoy más, desde hace ya dos décadas, y eso te va destruyendo lentamente. Sabes que el pueblo ni te quiere ni te apoya. Eso sí lo sabes. La inmensa mayoría de los españoles no es indiferente ante el sello de muertes y atentados que has dejado ya en tu harto maldito camino. Cierto es, ETA, que no pasas inadvertida, pero eso te va a acabar pasando factura, ahora ya tarde para Eduardo Madina y para los que asesinaste, y no la podrás pagar, porque el pueblo no olvida y recuerda in saecula saeculorum. No, ETA, no. La herida es demasiado grande para olvidar. Ya no es posible. Demasiado dolor y sufrimiento hemos padecido todo un pueblo inocente. Demasiadas lágrimas vertidas una y otra vez. Demasiada traición a la libertad del ser humano. Demasiado tarde para muchas vidas. Por todo ello, ETA, quiero decirte en público que vamos a seguir exclamando y gritando nuestro rechazo a tus actos, tanto cuanto haga falta para que desaparezcas. Porque no vas a ganar tu estúpida y sucia guerra. No la vas a ganar simplemente porque tus asesinatos te deslegitiman como vencedor. Todo está siendo la crónica de una muerte anunciada: la tuya. Y parece que todos lo sabemos menos tú. ¿Acaso no oyes el clamor del pueblo?
Ismael Campos Antequera.
San Feliú de Llobregat (Barcelona).
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