Extorsión etarra
Estamos asistiendo a un recrudecimiento de la extorsión a los empresarios del País Vasco, sin duda consecuencia de la asfixia financiera del entramado batasuno. En estas condiciones es previsible que intenten extender esa práctica a otras autonomías limítrofes, pero es imposible prácticamente que puedan recuperar el nivel económico que han perdido de las instituciones públicas.
Tal situación les va a obligar a ponerse a las ordenes del PNV en el proceso que pretende abrirse en septiembre. La viabilidad del proyecto que presentará Ibarretxe gravitará sobre la posibilidad de extender a Navarra el modelo de actuación que ha seguido el nacionalismo en el País Vasco, obteniendo y consolidando el Gobierno y la ocupación de todas las instituciones mediante la expulsión del censo electoral de los desafectos.
Y ello no es posible sin la existencia de una fuerza de choque como ETA ni de formaciones tipo Batasuna que actúen coactivamente sobre la sociedad bajo una apariencia de legalidad que permita su generosa y voluminosa financiación; sólo posible desde las instituciones. Es esta necesidad mutua la que obliga al PNV a asumir el coste de no ejecutar lo ordenado por el Tribunal Supremo.
Si la inclusión del País Vasco francés en el discurso era mera concesión a la parte más ignorante de su electorado, la posibilidad de asociar una economía como la Navarra en el proyecto otorga a este sentido y profundidad.
El PNV no puede en el momento actual plantear una federación vasco-navarra (libertad de establecimiento de vínculos políticos en la jerga de Ibarrretxe) proscrita en el artículo 145 de la Constitución, pero se propone de momento acercarse a la Caja. Del éxito de su empeño depende la obediencia de mucha gente.
J. C. Antón Nárdiz.
Bilbao.
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