El debate podría mover entre un 5 y un 10 por ciento del voto

El debate puede calificarse de muchas maneras, pero en principio no tiene por qué ser decisivo, sobre todo porque se produce al principio de la campaña, y todos tienen tiempo para reaccionar ante posibles errores. Y esa es una de las claves principales. «Es más importante no cometer errores que tener aciertos. Es más fácil perder votos por lo primero que ganarlos por lo segundo», advierte Redoli. El debate se dividirá en tres bloques temáticos: economía y empleo, políticas sociales, y regeneración democrática y reformas institucionales. El broche final será el «minuto de oro», en el que cada candidato puede dirigirse a los españoles para pedirles el voto. Por sorteo, Pablo Iglesias será el primero en ese turno final, y Pedro Sánchez lo cerrará.

Cada bloque lo moderará uno de los tres periodistas que estarán en el plató, donde no habrá público. Ana Blanco, Vicente Vallés y Pedro Piqueras asignarán la palabra según lo consideren oportuno, sin tiempo regulado, pero tratarán de lograr el «equilibrio y la compensación».

De izquierda a derecha en la pantalla de televisión, se colocarán Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias. Los candidatos estarán de pie, junto a un atril, y tendrán dos asesores cada uno , con los que podrán hablar en las dos pausas publicitarias de diez minutos. Son varias las diferencias respecto al debate a cuatro bandas que hubo la pasada campaña. En primer lugar, será Rajoy el que participe, y no Soraya Sáenz de Santamaría, como en diciembre. No estará a la derecha, sino a la izquierda, en el lado opuesto a Iglesias. Además, los aspirantes tendrán atril. Y no se medirán sus tiempos. Aquel debate «a cuatro» de diciembre lo vieron, entero o alguna de sus partes, el 54 por ciento de los españoles, según el CIS. Iglesias fue «el más convincente» .

Daniel Ureña, experto en comunicación política, subraya que este debate será «el hito más importante de toda la campaña», y por tanto la mejor oportunidad de los candidatos para ganar votos. Sin embargo, al ser entre cuatro, y no entre dos, «el debate tiende a diluirse» y pierde fuerza. La clave para ganar no es otra que «tratar de conectar con la gente». « El interlocutor principal no es el adversario, sino la gente ».