Los comicios que se celebrarán este domingo 25 de marzo dejan una lectura clara antes de que abran los colegios electorales, a tenor de lo manifestado por varios politólogos y expertos en Comunicación Política consultados por este periódico: los candidatos en Asturias han pasado más inadvertidos y, si no fuese por la notoriedad de Francisco Álvarez-Cascos, todos ellos han fundamentado más la campaña en la propia estrategia, imagen y eslóganes del partido al que representan. Es decir, que Javier Fernández y Mercedes Fernández, candidatos al Gobierno del Principado de Asturias por el PSOE y el PP, respectivamente, conseguirán que el electorado vote por afinidad más con las siglas que por la imagen o apariencia estética del candidato por sí solo.
«En el caso de Cascos, todo el partido radica en su persona y se basa en su imagen»
En cambio, parece que Javier Fernández (PSOE), a pesar de aspirar por segunda vez al mando en Asturias, no ha logrado extrapolar su imagen fuera de los límites de su región. Presenta, como Cherines, una campaña «más aséptica, basada en las siglas por encima de la persona», si bien cuenta con un favor claro: «Asturias es una región donde el votante de izquierdas está muy afianzado, si bien es clave el domingo el suelo electoral que encuentre el PSOE».
A favor de Cherines, juegan su imagen de mujer afianzada y agradable
En resumen, a favor de Cascos juegan su perseverancia, el discurso directo y claro y trayectoria y en contra su tono de voz alto y grave, junto a la indumentaria conservadora. Mercedes Fernández tiene la imagen de «mujer afianzada», «un discurso cercano, de trato agradable y excelente manejo en respuestas periodísticas», pero presenta «una primera barrera de distanciamiento, un carácter a veces agresivo al trasladar algunos mensajes» y Santiago juzga negativa «la estética demasiado tradicional» que ofrece. El ingeniero de minas, Javier Fernández, persuade al votante con su «imagen de seguridad personal, además de sus rasgos faciales tranquilos, su buena presencia y su lenguaje fresco», al decir del mismo analista de Comunicación Política. ¿En contra? «Excesiva seriedad en algunas entrevistas, amabilidad inadecuada ante ciertos sectores socailes y un paralenguaje descompensado entre el tono, el timbre, la velocidad y la modulación a la hora de hablar en público», determina Santiago de la comunicación no verbal y verbal del aspirante.
Griñán, poder y cercanía; Arenas, alternancia y cordialidad
Viajamos a Andalucía. Respecto los dos principales candidatos a hacerse con la Presidencia de la Junta, Santiago, también director del Máster en Asesoramiento de Imagen y Consultoría Política de la Facultad de Comunicación donde trabaja en Salamanca, ha testado al dedillo la telegenia del hoy presidente José Antonio Griñán y del por cuarta vez aspirante Javier Arenas.
■GRIÑAN, FORTALEZAS: Los puntos con los que el candidato socialista gana puntos son la «imagen de poder, el respaldo de un partido con solera en Andalucía, su personalidad atractiva y seguridad natural, además de que se presenta como un político de calle, cercano, con trayectoria y amable en las distancias cortas. Tiene buena gesticulación y telegenia media», colige Santiago.
■DEBILIDADES: Sin embargo, «Griñán llega lastrado por los casos de corrupción, marcando demasiada distancia con algunos sectores sociales, además de un muy negativo contexto nacional para el socialismo español. Tiene dificultad para mantener algunos de sus programas y promesas sociales y es demasiado condescendiente en algunas imágenes públicas», juzga el experto.
■ARENAS, PUNTOS FUERTES: Su principal oponente, Javier Arenas, ostenta como grandes fortalezas su «imagen de cambio y alternancia», tan higiénica y necesaria para una Comunidad que no lo ha hecho en treinta años de democracia, en un contexto político que sopla a favor de los populares, da fe de «un excelente contacto visual y proyecta la impresión de un político cordial y con persuasión tímida». «Su discurso es directo, su gesticulación está muy trabajada y su telegenia es positiva», asiente Jorge Santiago.
■Y SUS PUNTOS FLACOS: En contra, el profesor Santiago ve en el exministro de la era Aznar «una trayectoria con altibajos» y el factor de que «es demasiado sonriente en público y a veces la sonrisa puede resultar dañina cuando la observa alguien que tiene verdaderos problemas», como los parados en la actualidad. A juicio de Santiago, el buen humor juega alguna mala pasada, como «el excesivo empleo de ironía por parte de Arenas en algunas intervenciones» y pueden pasarle factura -o no- las medidas adoptadas a nivel nacional por el Gobierno central del PP.
Todo ello se verá el domingo a partir de las 20.00 horas.





