El pueblo de Estados Unidos adora coquetear con la idea de que una familia hermosa y estilosa, una monarquía «made in USA», rija sus destinos. Más allá de las tribulaciones políticas, y ciertamente con menos gracia que los Kennedy, los Bush han sabido interpretar ese papel dinástico durante más de un siglo. Pero como en todo reino, en el «Camelot texano» también hay princesas rebeldes que se oponen a los designios del deber ser. Lauren Pierce Bush (Houston, 1984) es una de ellas.
Sobrina y nieta de expresidentes, bisnieta de senadores, tataranieta de empresarios, Lauren jamás soñó con la Casa Blanca. Y no se sonroja al decirlo. «Jamás me he sentido tentada a trabajar en política. He tomado un camino diferente, aunque sigo viendo lo que hago como un trabajo para el bien común, que es muy gratificante», explica a ABC. «No obstante, sí me interesa la política. Simplemente callo mis opiniones para no desviar la atención de mí y de mi trabajo, un asunto que es bipartidista y que debería ser de interés tanto para los demócratas como para los republicanos», aclara.
«Nunca me he sentido tentada a trabajar en política»
«Por cada bolso que vendemos, un niño recibe un plato de comida al día durante todo un año», dice. En seis años, su fundación, FEED (Alimenta), ha recaudado más de seis millones de dólares que, a través del Programa Mundial de Alimentos, se han convertido en 60 millones de platos de comida para niños en África, Asia e Iberoamérica. «Ser parte de este proyecto, y digo “parte” porque somos muchos lo que trabajamos en ésto, me hace sentir poderosa», reconoce. Así lo ha rubricado la revista «Fortune», que la ha nombrado una de las mujeres emprendedoras más influyentes de nuestro tiempo.
«La Primera Dama es maravillosa, toda una inspiración»
Entre el cielo y el infierno
Hubo un tiempo en que Bush estaba más cerca de las pasarelas de alta costura que de los comedores comunitarios de Ciudad de Guatemala, donde ahora apadrina un programa de alimentación con el apoyo de la firma de cosméticos Clarins. Cuando solo tenía 13 años, comenzó una prolífica carrera de modelo en la agencia Elite (la misma que representa a top models como Rosie Huntington-Whiteley o Yasmin Le Bon). Herb Ritts dijo que Lauren era «lo suficientemente guapa como para ser una Kennedy», mientras que Anna Wintour la describió como «el miembro más glamuroso de la familia más poderosa de América».
«En EE.UU. conviven el hambre y la obesidad, es muy triste»
Eso sí, Lauren no ha renunciado del todo al mundillo fashion. Su marido, David Lauren, es el hijo menor del diseñador Ralph Lauren y vicepresidente de publicidad, marketing y comunicación de ese emporio de moda y decoración que en el primer trimestre de este año ya ha facturado 1.600 millones de dólares. David es también miembro del Consejo de Asesores de FEED. «Mi marido ha sido un gran apoyo para mí, siempre me está alentando y dando ideas creativas y sólidas. Doy gracias por estar casada con un hombre tan compasivo». Ellos forman una pareja hecha en el cielo... de la moda.






















