Suscribete a
ABC Premium

De viaje con Vicente Blasco Ibáñez

Crónicas de Viaje: Gibraltar, Argel, Toledo, El Escorial, de Vicente Blasco Ibáñez. Carena editors SL. Valencia, 2011, 232 páginas

ALFONSO GONzáLEZ CALERO

Blasco Ibáñez, escritor de gran éxito popular en su tiempo, fue además político, hombre de acción, periodista, viajero y empresario; llegó incluso a fundar un asentamiento en Argentina. Las crónicas que recoge este libro aparecieron publicadas en el periódico que él mismo dirigió, El Pueblo . En concreto las referidas a Toledo lo fueron en mayo y junio de 1897. Su desarrollo no es tanto el relato meramente descriptivo, costumbrista, paisajístico de ciudades, caminos o parajes, sino que Blasco hace en ellas gala de su gran conocimiento histórico y aprovecha su mirada a los edificios para evocar su pasado, sus leyendas y la de personajes a ellos ligados; y, de paso, ofrecernos su particular visión de la historia de España: una historia en clave progresista en la que el escritor defiende sus posiciones radicales: contrario a todo tipo de autoritarismo, a cualquier fanatismo religioso, a cualquier arbitrariedad o injusticia.

En el caso de las crónicas dedicadas a Toledo, la primera de ellas se refiere a la ciudad en su conjunto a la que describe como un amontonamiento de recuerdos y arranca desde la etapa romana, el fecundo ciclo visigodo, la dominación musulmana, y la Edad Media y Moderna hasta el comienzo de la decadencia de la ciudad tras la decisión de Felipe II de situar la Corte en Madrid (1561). A la catedral dedica dos crónicas, y una más a dos ilustres personajes enterrados en ella: Álvaro de Luna y el cardenal Albornoz. El conocimiento de Blasco sobre el templo toledano es muy notable, y parte de lo que vio y aprendió en esta visita lo utilizó luego en la composición de su novela La catedral. Las siguientes crónicas están dedicadas a la sinagoga de santa María la Blanca, a san Vicente Ferrer y sus predicaciones incendiarias contra los judíos en Toledo, al Corpus y al Mesón del Sevillano, más conocido luego como la Posada de la Sangre, de fuertes vínculos con Cervantes. La siguiente la dedica Blasco al Alcázar y cierra este conjunto de crónicas toledanas con una entrada en las obreras de la Fábrica de Armas, en la que se incluye esta sugerente afirmación: «Asombra la organización de la Fábrica… Tal vez es la única del Estado que está a la altura de los últimos adelantos de la mecánica». La edición del libro, a cargo de los profesores Sales y Pantoja, es muy correcta, con una gran cantidad de notas explicativas, que no entorpecen la lectura, antes al contrario puntualizan y aclaran infinidad de cosas e incluso matizan algún error histórico menor de Blasco Ibáñez.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación