Túnez impone el toque de queda en la cuna de la revolución árabe
La población rural se rebela contra la anulación de votos a su candidato más votado
Sidi Bouzid ha vuelto a echarse a las calles. En enero lo hicieron para expulsar a Ben Ali; ahora, para protestar por la anulación de la lista más votada en esta provincia del centro de Túnez. Tras una jornada electoral para enmarcar, la joven democracia tunecina se enfrenta a su primera gran prueba en el lugar donde estalló la revolución después de que un joven comerciante de fruta se prendiera fuego a lo bonzo para protestar contra el sistema. El partido Petición Popular (Al Aridha), liderado por el empresario local Hechmi Hamdi, fue la fuerza más votada, por delante incluso de Ennahha, fuerza islamista que ganó los comicios obteniendo 90 de los 217 escaños.
Pero en Sidi Bouzid votaron a favor de Hamdi, y su partido superó por un escaño al partido religioso cuya sede, al igual que la oficina del gobernador, fueron atacadas por la turba. El Ejército tuvo que disparar al aire, lanzar gases lacrimógenos... y el ministerio de Interior decretó el toque de queda para tratar de calmar los ánimos de unos ciudadanos indignados con la decisión de anular la lista Al Aridha en seis circunscripciones por cometer «irregularidades en la financiación de sus candidatos».
Mientras se hacía oficial la victoria de Ennahda y su líder, Rachid Ganouchi, trataba de convencer a todo el mundo del carácter moderado de la formación y de que buscarán pactos con el resto de fuerzas para gobernar en Túnez, los seguidores de Petición Popular mostraban su ira en las calles del centro del país defendiendo a una formación nacida apenas hace siete meses.
Populismo
Con 19 escaños, la formación de Hamdi obtuvo de manera sorpresiva el cuarto mejor resultado de los comicios. Sin figurar en ninguna quiniela preelectoral, fue la auténtica revelación. Los analistas atribuyen su éxito a su programa populista y a la procedencia del interior del propio Hamdi. Factor decisivo para ganarse el voto de los tunecinos del interior, hartos de que todos los altos cargos sean de la costa. Aunque las nuevas autoridades temen que tras el partido sorpresa esté la sombra de Ben Alí y sus seguidores.
Las promesas del partido Al Aridha, de todas formas, han tenido un fuerte tirón popular. Prometen, por ejemplo, el acceso de todos los ciudadanos a un sistema de salud pública, una asignación mensual de 200 dinares (unos 100 euros al cambio) para los parados y el transporte público gratis en todo el país para los mayores de 65 años. Promesas que muchos deseaban escuchar.
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