¿Mercenario o filántropo?
Guardiola, el vencedor de Wembley, es filántropo, o sea, que entrena por amor, mientras que Mourinho, el traductor de Setúbal, es mercenario, o sea, que entrena por dinero. Así lo ha dictaminado esta semana el mundo de la cultura, indignado porque el Madrid, a imitación del Barcelona, ha optado por darle todo el poder deportivo al entrenador, que es portugués, católico practicante y receptor de los elogios de Esperanza Aguirre. Otro Hitler, vamos. ¿Hemos de entender que el Barcelona fichó a Chigrinsky por amor, y el Madrid, para el mismo puesto, a Carvalho por dinero?
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