El PSOE transmite al TC sus profundas discrepancias internas antes del fallo
Erkoreka reafirma la amenaza del PNV de romper la legislatura si el TC no permite hoy que Bildu se presente
Todo estaba pendiente ayer en el Congreso de una sola cosa: el crucial debate de hoy en el Tribunal Constitucional sobre el futuro de Bildu. De su decisión depende que Batasuna se cuele en las elecciones del 22 de mayo, pero también el pacto de estabilidad de José Luis Rodríguez Zapatero con el PNV, y la confianza del socio principal del Gobierno en el Pacto contra el Terrorismo, el PP. Este partido vería con enorme recelo todo lo que no fuera la confirmación de que las candidaturas de la coalición quedan definitivamente anuladas. Entre medias, el debate se ha desatado en las filas del PSOE, entre los partidarios de que Bildu esté en las urnas —los socialistas vascos, los catalanes, Izquierda Socialista y algunos miembros de la Dirección Federal— y los que comparten la decisión del Tribunal Supremo. «Ha sido una decisión poco fina», resumió ayer un miembro del PSC antes de que la portavoz del Comité Electoral, Elena Valenciano, reconociera que en su partido hay «opiniones» diversas.
A vueltas con Madina
Con una Sala Segunda del TC en aparente empate «ideológico» respecto a Bildu; con un PSOE desorientado tras el adiós de Zapatero y ante unas elecciones primarias en las que Alfredo Pérez Rubalcaba —impulsor de la ilegalización de Bildu— se juega su futuro político, uno de sus principales valedores, el presidente del Congreso, José Bono, asumió el papel de «martillo» contra los miembros de su partido que critican al Supremo. A primera hora, Bono reconocía en Punto Radio que si el Tribunal Constitucional rectifica hoy al Supremo lo acatará, «pero no me gustaría». Se erigía así en portavoz de un amplio sector del PSOE que permanece callado, pero que comparte la tesis de Rubalcaba, en el sentido de que no se dan las condiciones para que la izquierda abertzale vuelva a la legalidad.
El hipotético aval a Bildu encuentra reticencias incluso en el propio Ejecutivo, que se limita a «acatar» lo que sentencie el TC, lo cual irrita sobremanera al PP. Por eso, nadie del Gobierno salió ayer a contestar al secretario general del Grupo Socialista, Eduardo Madina, que el martes, en la reunión semanal a puerta cerrada, había pronosticado que la sentencia del TC respecto a Bildu sería «una noticia agradable». Bono, sin embargo, sí lo hizo al manifestar que esa «noticia agradable es que se dé la razón al Supremo en lo que ha hecho». Añadió que «yo no me imagino al Tribunal Supremo prevaricando» y que confía en que «el Constitucional estará en conexión con lo que el país entero piensa», negando cualquier opción a Bildu.
Poco después, convocó en su despacho del Congreso al portavoz del PNV, Josu Erkoreka, para tratar de mediar en el conflicto con que amenaza al Gobierno en la recta final de legislatura si Bildu se queda fuera de las elecciones. Erkoreka trasladó a Bono que el pacto del PNV con el Gobierno sigue en peligro porque su partido no quiere un escenario sin EA, Alternatiba y la izquierda abertzale. Sería «antidemocrático», insistió.
El debate sobre Bildu está en los pasillos del Congreso, pero en el hemiciclo no se dijo ayer ni media palabra. La tensión y la incertidumbre sobre el fallo del TC era patente. Mariano Rajoy preguntó a Zapatero por el paro, lo mismo que Soraya Sáenz de Santamaría a Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero la tensión existe y el Pacto Antiterrorista parece tambalearse a la espera de la decisión del TC. Ayer fue Esteban González Pons quien rogó «a los socialistas, no que dejen de presionar al TC, que eso ya estaría bien, sino que dejen de dar a entender que ya saben lo que va a decir el TC o de tranquilizar al PNV y al PSOE de Cataluña porque el Gobierno tiene claro lo que el Constitucional hará».
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