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Varias empresas ocultan que reciben inversiones de Gadafi

Cautela para que los fondos soberanos árabes no retiren su capital de Europa

AP

ÁNGEL GÓMEZ FUENTES

Muy despacio, con enorme prudencia se están moviendo los países europeos y EE.UU. a la hora de congelar el tesoro de Gadafi. Algunos de sus grandes grupos empresariales callan las inversiones que han recibido. Y además, Europa intenta maniobrar con cautela para que los fondos soberanos árabes no retiren sus inversiones.

Unas declaraciones del magnate y financiero franco-tunecino Tarak Ben Ammar —recogidas ayer por la prensa italiana— ponen de relieve cómo el objetivo de congelar los bienes de Gadafi puede crear un considerable embarazo en todas las economías avanzadas de Occidente y en algunos de sus más fuertes grupos empresariales. Desde Estados Unidos a Alemania, pasando por Francia, Italia y Gran Bretaña. Se han congelado los bienes en algunos casos muy conocidos. Pero se ha dado también el caso de que algunos grupos empresariales intentan ocultar que han recibido inversiones de los fondos soberanos de Libia.

Se trata de un capital opaco, una compleja tela de araña, aclarada en parte por Tarek Ben Ammar, que ha hecho pública algunas participaciones libias en todo el mundo. Para dar idea de la complejidad de esas inversiones, cita el caso de Quinta Communications, que es el canal que pone en contacto el régimen del coronel Gadafi con el mundo del espectáculo, desde Túnez a Francia, pasando por Italia. Mediante la sociedad maltesa Lafi Trade, controlada por el fondo Lia (Lybian investment authority), Gadafi compró el 10 por 100 de Quinta Comunications, sociedad en la que Fininvest de Silvio Berlusconi tiene el 22 por 100 a través de la compañía luxemburguesa Trefinance, S.A., y el propio Ben Ammar posee el 68 por 100. Siguiendo el «hilo» de esta participación se llega también a una estrecha red de otras presencias en el mundo cinematográfico y televisivo.

Rompecabezas

Quinta Comunications es tan solo una de las muchas sociedades en las que Libia tiene participación, pero da idea del rompecabezas que supone descifrar esas inversiones. En total, los fondos soberanos árabes tienen invertidos en Europa unos 340.000 millones de dólares. Habitualmente no se hace pública la composición de sus accionistas. Pero Ben Ammar dispone de algunos detalles relevantes de los dos fondos libios. En Gran Bretaña el fondo de Trípoli ha participado en GlaxoSmithkline, Royal Dutch Shell, en la banca Standard Chartered, en Vodafone, en Pearson y en BP. Estos dos son los casos más relevantes: Pearson, sociedad editora del Financial Times, es el único grupo que ha hecho pública la congelación de la cuota libia (3,2 %). Los otros no han reaccionado en absoluto al decreto del Tesoro británico que pidió congelar los bienes del dictador. BP (British Petroleum), que en 2004 desempeñó un papel importante en el deshielo con Gadafi por el atentado criminal de Lockerbie, tiene hoy concesiones petrolíferas e inversiones superiores a los 1.000 millones de euros en Libia.

Sorprendentes también son las participaciones libias en Estados Unidos: Exxon, Chevron, Pfizer, Xerox y dos grupos que trabajan en el Pentágono, como Halliburton (la sociedad de infraestructuras petrolíferas dirigida en los años 90 por el ex vicepresidente Dick Cheney) y Honeywell (aeroespacial). En los últimos días, Estados Unidos ha anunciado que ha congelado bienes libios por valor de 30.000 millones de dólares, pero sin especificar de qué inversiones se trata. Participaciones en sociedades de capital sensible ha comprado también Gadafi en Francia: Alcatel Lucent (comunicaciones y defensa), en Lagardère (periódicos, tv y el 7,5 % del grupo aeroespacial EADS), en EDF, Vinci y en la banca Bnp Paribas.

Todos los países se están moviendo con gran cautela. Italia, por ejemplo, ha hecho públicas las participaciones libias, pero no las congela porque pone en duda el control «directo» o «indirecto» de Gadafi.

Algunos expertos piden a la Unión Europea que no se precipite, porque se corre el riesgo de que algunos países árabes podrían retirar sus fondos, ante el temor de que se produzcan revueltas en sus países y sus inversiones puedan ser congeladas por Occidente.

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