A primera vista, el clan de Zac Posen parece un proyecto de fin de curso de un estudiante de moda. En el backstage del desfile de la cuarta colección de su línea Z Spoke, durante la Mercedes New York Fashion Week, hay cinco personajes clave. Está el director creativo de la firma, Christophe Niquet, un francés encantador de poco más de 25 años; la relaciones públicas, que parece una «teenager»; la «personal assistant», en plena pubertad; el diseñador, Zac Posen, que tiene unos 30 años, y su madre, una ex abogada entrañable, que dirige la empresa de su hijo, y lo supervisa todo con decisión y resolución.
Entre la precoz edad del «team Posen» y la estructura de su empresa, podríamos considerarles de entrada como a unos niños que juegan a la moda. ¿La sorpresa? De hacerlo, nos equivocaríamos. Para entender la magia de Zac Posen, hay que esperar a que empiece la música de The Misshapes y salgan a desfilar las modelos. Zac nos explica que ha retratado tres facetas de la mujer a través de la ropa y el maquillaje —a cargo de Charlotte Willer, del equipo de Maybelline New York—. «Hemos creado un diálogo entre su lado intelectual, su lado divertido y su lado más sexy».
Y es que nadie, NADIE, sabe interpretar mejor el look «ultra pijo bohemio» que tanto gusta a las chicas del Upper Side. Su prendas son una deliciosa fusión entre el chic del «Uptown» de Nueva York (blazers, pitillos, tacones imposibles, cortes impecables) con la dejadez «grunge» del «Downtown» (tejidos con estampados hippy naïf, texturas que recuerdan pijamas, ropa suelta y colores vivos). En las palabras de Christophe: «La chica Posen es una niña que va a un buen colegio como Saint Anne’s en Brooklyn, le gusta el arte, le gusta salir, es inteligente, no es perfecta, pero es preciosa. Pueden ser muchas chicas, son las chicas que se sientan en su primera fila».
En la primera fila de lo que es uno de los desfiles más solicitados en Nueva York hay un mix entre actrices jóvenes del momento, chicas «bien» neoyorquinas, que parecen sacadas de la serie «Gossip Girl», artistas que han venido de sus lofts del Soho, y modernos con looks despreocupados recién llegados de Williamsburgh. Es el más puro reflejo de la «cool set» neoyorquina.
Su clientela son sus amigas y quizás es esto lo que le hace tan especial. Habla con ellas, las entiende y sabe lo que buscan a la hora de ir a cenar a «Kenmare» o salir a bailar al «Boom Boom Room». Como dice Christophe, «sabe vestir todo tipo de cuerpos, desde las más delgadas hasta las chicas con curvas, su ropa “funciona” en todas las figuras. Es para que la gente la use».
Con su corta edad, ya ha sobrevivido a una crisis financiera, colaborado con la firma americana de ropa asequible Target, creado una segunda línea Z Spoke, vestido a las actrices de «Sexo en Nueva York» y el mes que viene debutará en París con la nueva línea Zac Posen Collection. No está nada mal. Si de verdad fuese un proyecto de fin de curso, se merece un sobresaliente.