«La historia interminable»
El título de un popularísimo libro sirve para resumir el rumbo que va tomando la corrida. El segundo toro es devuelto por flojo. El primer sobrero, que embiste bien, se lesiona y también va para dentro. El segundo sobrero, lo mismo. El tercer sobrero logra la hazaña de morir en el ruedo: han tenido que salir ¡cinco toros! para que se lidien dos. Son ya las ocho de la tarde...
La tarde se ha puesto cuesta arriba y, además, llega la tradicional tormenta para festejar el comienzo de la Feria del Libro, con un viento huracanado que dificulta la lidia: una vez más -¿hasta cuándo?- hay que reclamar que se haga algo para mitigar un problema tan frecuente en Las Ventas.
El Fundi es un veterano curtido en mil batallas, que se ha ganado el respeto de la afición como lidiador clásico. El año pasado, sufrió un rosario de percances. Esta temporada la ha iniciado sin gran relieve. Su primer toro de esta tarde se mueve pero rebrincado, con fea embestida. El diestro no se da coba y desiste pronto. Tiene razón pero no agrada al público.
Luego, Bolívar le brinda un toro. Lo mismo hizo en Bilbao Castella. Es bonito detalle como respeto a la trayectoria pero me pregunto si no hay algo más.
El cuarto toro embiste con más clase. El Fundi hace el esfuerzo y, poco a poco, va imponiendo su mando, dentro de una línea ortodoxa. Llega a cuajarlo por la derecha con algún muletazo excelente pero no culmina faena. Espero que esté otra vez en el buen camino.
A Sergio Aguilar le aprecian en Madrid por la seriedad de su toreo. Ha sufrido graves percances. No tiene suerte, una vez más, en Madrid: hoy, de modo clamoroso, con el baile de sobreros y hasta recibe un puntazo.
También está muy firme en el quinto, que le ofrece pocas posibilidades y se le cuela varias veces. Merece respeto por su valor seco, sin ningún teatro. Mata bien a sus dos toros. En todo caso, su toreo vertical no favorece el dominio sobre los toros difíciles.
Luis Bolívar pretende suceder al maestro César Rincón en su puesto de privilegio hispanoamericano. Lo trajo a España Victorino Martín y lo forjó en corridas duras. Su comienzo de temporada no ha sido brillante y hoy hace el esfuerzo.
El tercer toro embiste con violencia, destemplado. Bolívar le planta cara con guapeza. Lo llama de lejos y aguanta a un toro muy rebrincado, mientras, en el cielo, se desata el huracán. Los muletazos no son impecables pero tienen mérito, emoción y auténtica gallardía.
A la memoria me vienen los versos del pasodoble: «Capote de valentía / de la vergüenza torera / que lucías ante el toro...» Capote y muleta, en este caso, y no son tópicos. El último no le da opciones.
Una «historia interminable» no es sinónimo forzoso de aburrimiento. (Recuerden el libro). Esta tarde, nos hemos deseperado con los sobreros pero nos ha animado la muy digna actuación, cada uno en su línea, de los tres diestros.
Y , como siempre, la Tauromaquia como espejo de la realidad. (Gerardo Diego escribió: «La vida y su símbolo, el toreo»). Sobre todo, en comparación con la política. Cada uno de nosotros decidirá a quien echaría al corral para que nuestra historia no se hiciera interminable...
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