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Desvelan el contenido del pergamino que acompaña a los restos del Papa

El féretro fue cerrado en presencia de los colaboradores más cercanos del Papa emérito y cinco purpurados

Delegación española en la capilla ardiente de Benedicto XVI EFE
Javier Martínez-Brocal

Javier Martínez-Brocal

Corresponsal en el Vaticano

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El miércoles por la noche, en la basílica de San Pedro y ante pocas decenas de personas, se cumplió el último rito del protocolo tras el fallecimiento de los Papas, antes de celebrar el funeral de Benedicto XVI.

El féretro fue cerrado en presencia de los colaboradores más cercanos del Papa emérito y cinco purpurados: el decano de los cardenales, Giovanni Battista Re; el secretario de Estado, Pietro Parolin; el arcipreste de la basílica de San Pedro, Mauro Gambetti; el cardenal vicario de Roma, Angelo de Donatis; y el presidente de la gobernación del Estado Ciudad del Vaticano, el español Fernando Vérgez. También estaban el número tres del Vaticano, Édgar Peña Parra y todos los canónicos de la basílica.

Georg Gänswein, secretario de Benedicto XVI, se emocionó al mirar por última vez el rostro de Benedicto y cubrirlo con un velo blanco. A continuación, depositaron a su lado una bolsa de tela con medallas del pontificando, evocando los 7 años, 10 meses y 9 días que duró el pontificado: siete monedas de oro, diez de plata y nueve de bronce.

También, en un tubo de plomo, dejaron un pergamino con su biografía. Un texto que el Vaticano acaba de dar a conocer. «Benedicto XVI fue el 265º Papa. Su recuerdo permanece en el corazón de la Iglesia y de toda la humanidad», comienza.

Entre otras cosas, recuerda que este pontífice «situó la cuestión sobre Dios y la fe en el centro de su pontificado, en una búsqueda continua del rostro del Señor Jesucristo y ayudando a todos a conocerlo, en particular mediante la publicación de la obra en tres volúmenes Jesús de Nazaret».

Dice que estaba «dotado de vastos y profundos conocimientos bíblicos y teológicos, tenía la extraordinaria capacidad de elaborar síntesis esclarecedoras sobre los principales temas doctrinales y espirituales, así como sobre cuestiones cruciales de la vida de la Iglesia y de la cultura contemporánea».

Añade que tras la renuncia al pontificado, «vivió los últimos años de su vida en el Vaticano, en el monasterio Mater Ecclesiae, dedicándose a la oración y la meditación».

Sobre los abusos, menciona que «luchó con firmeza contra los delitos cometidos por el clero contra menores o personas vulnerables, llamando constantemente a la Iglesia a la conversión, la oración, la penitencia y la purificación». «Como teólogo de reconocida autoridad, dejó un rico legado de estudios e investigaciones sobre las verdades fundamentales de la fe», concluye.

El texto añade las fechas de su vida y de su pontificado. «Que vivas siempre en Cristo, Padre santo», concluye.

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