Así será el funeral de Benedicto XVI, paso a paso

Primero se cubrirá con extrema delicadeza su rostro con un velo de seda blanca. Cumplirá este gesto Georg Gänswein, secretario de Joseph Ratzinger desde 2003.

En presencia de los más estrechos colaboradores de Benedicto, seguramente las dos religiosas Birgit Wansing e Ingrid Stampa y las cuatro laicas consagradas Carmela Galiandro, Loredana Patrono, Rossella Teragnoli y Cristina Cernetti, será depositado dentro una bolsa de tela con medallas que señalan la duración del pontificado: siete de oro, por los años de su pontificado, diez de plata, por cada mes extra; y nueve de bronce, por los días.

También dentro se dejarán los tres palios que Ratzinger usó a lo largo de su vida: uno como arzobispo de Múnich, otro como decano del colegio de cardenales, y el último como obispo de Roma. El Palio es la cinta de tela que el obispo metropolita lleva sobre los hombros y que simboliza la misión del pastor que cuida del rebaño.

A las 8.50 horas se abrirá la 'Puerta de la Muerte', uno de los cinco grandes portones de la basílica de San Pedro, y quince sediarios vaticanos harán turnos para trasladar a hombros el ataúd hasta la zona superior de la plaza de San Pedro, donde se celebrará la misa. La ceremonia comenzará con un rosario.

Mientras tanto, uno de los maestros de ceremonias pondrá encima del féretro un ejemplar abierto de los Evangelios, que evoca el ideal de vida que ha guiado al difunto Papa. Luego, encenderá un cirio como símbolo de su fe.

Las veinte delegaciones oficiales podrán llegar a la plaza hasta aproximadamente las 9.15 horas. Tendrán un lugar destacado los presidentes de Italia y Alemania. También los Reyes Felipe y Matilde de Bélgica, y la Reina Sofía de España. Estarán también los presidentes de Portugal, Polonia, Lituania, Hungría, Eslovenia, Togo y San Marino.

Además de Giorgia Meloni, asistirán tres primeros ministros, los de República Checa, Eslovaquia, Gabón y el Gran Maestre de la Orden de Malta. También han enviado ministros como jefes de delegación oficial Reino Unido, Francia, Colombia, Croacia y Chipre.

El organista que acompañará musicalmente la ceremonia es el español Josep Solé Coll (Sabadell, 1974), primer organista de la basílica de San Pedro. Cantará la escolanía de la Capilla Sixtina.

A las 9.30 horas entrará el Papa Francisco en la plaza de San Pedro para celebrar la misa, que seguirá un ritual muy parecido a los funerales de cualquier católico, y de otros Papas. Benedicto XVI deseaba un funeral marcado por la sencillez y la sobriedad. «A grandes rasgos, la celebración litúrgica seguirá el modelo de las exequias referidas al sumo pontífice, pero incluye algunos elementos originales y elimina otros», subrayó el portavoz Bruni.

Se han modificado las oraciones en las que se mencionaba la Sede Vacante o el fallecimiento de un pontífice reinante.

Las lecturas se harán en español, latín, inglés e italiano. Se han sustituido las lecturas previstas en el funeral de un pontífice por unas diferentes que se corresponden mejor al último adiós a un Papa emérito. Se leerá un pasaje del capítulo 23 del Evangelio de San Lucas, que recoge la muerte de Jesús. Ha continuación, el Papa tendrá la homilía.

La oración de los fieles será en alemán, francés, árabe, portugués e italiano.

Aunque Francisco presidirá la ceremonia, debido a sus problemas de movilidad guiará la Eucaristía ante el altar el cardenal italiano Giovanni Battista Re, de 88 años, decano del Colegio de cardenales.

Tras la comunión, se ha eliminado una oración final dirigida por el cardenal vicario de Roma en nombre de la Ciudad Eterna, y otra oración e incensación de los restos mortales guiada por representantes de las Iglesias católicas orientales.

Francisco incensará los restos de Benedicto en un ritual llamado 'Ultima commendatio et valedictio', o 'Última recomendación y despedida'. Serán las últimas oraciones en público antes de que el féretro sea llevado al lugar de la sepultura. Se calcula que será en torno a las 11.15 horas.

A continuación, el rito de la sepultura en las grutas vaticanas se hará estrictamente en privado. Asistirán sólo los colaboradores más estrechos de Benedicto XVI.

Según el antiguo ritual, se pondrá una cinta alrededor del ataúd de ciprés, que será sellada con lacre de la Cámara Apostólica, la Casa Pontificia, los Canónigos de la Basílica de San Pedro y la Oficina de las ceremonias litúrgicas.

Luego este ataúd se introducirá en otro más grande de zinc, de 4 milímetros de espesor, que lo protegerá de la humedad del lugar. A continuación, éste a su vez será introducido en otro de madera de roble, que es el que se verá desde fuera.

En silencio, los operarios de las grutas vaticanas lo introducirán en una tumba que también utilizaron Juan Pablo II y Juan XXIII antes de que sus restos fueran trasladados a la basílica. Será cubierta con una lápida de mármol blanco pulido y se enviarán a los medios de comunicación fotografías de la tumba.

Previsiblemente el lunes, las grutas vaticanas serán abiertas al público para permitir que los peregrinos le den el último adiós.