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¿Nació castrado el león Daoíz del Congreso?

El modelo de Ponzano de yeso que se conserva en Sevilla y que sirvió para su molde tampoco tiene saco escrotal, aunque pudo perderlo en su traslado desde Madrid

¿Nació castrado el león Daoíz del Congreso? abc

mónica arrizabalaga

Si el escultor Ponciano Ponzano hubiera llegado a completar su autobiografía quizá habría resuelto el enigma que rodea a una de sus obras, en el que nadie había reparado hasta hace dos años. ¿Por qué uno de los leones del Congreso no tiene saco escrotal?

Los testículos del felino «deberían estar, pero no están», según los expertos a los que consultó el Canal Historia cuando descubrió la curiosa carencia en la estatua . «Debería verse parte de la estructura testicular, tanto de un lado como del otro», aseguraba entonces la veterinaria María Luisa Guerrero. La ausencia de estos atributos llevó a Carolina Godayol, directora general del Canal Historia, a ofrecer al Gobierno la posibilidad de completar la figura del león conocido por el nombre de Daoíz.

El Ministerio de Cultura ha rechazado el ofrecimiento de dotar de testículos al león «castrado» ya que los criterios de conservación desaconsejan la inclusión de un material distinto en una obra de arte porque puede ocasionar «efectos dañinos» para el original.

La respuesta del ministro José Ignacio Wert, que se ha conocido recientemente, subraya que «no existen indicios suficientes de la morfología exacta del original» por lo que una intervención atentaría al principio de autenticidad de la obra. Si la estatua hubiera sufrido en algún momento la pérdida del saco escrotal, añade Cultura, esta carencia formaría parte de la historia de la pieza, que quedaría ocultada con la reintegración.

Tras consultar la Fototeca del Patrimonio Histórico , el Gobierno señalaba que «muy probablemente se trate de un defecto de origen, ocasionado en la propia fundición de la escultura al proceder a extraer el molde».

La escultura que sirvió de molde tampoco los tiene

Sin embargo, el león que sirvió de molde al que ahora vigila las puertas del Congreso también carece de testículos. «Uno los tiene y el otro no», señalan a ABC fuentes de la Capitanía Militar de Sevilla donde se encuentra la pareja de leones de escayola pintados de un barniz oscuro que se utilizaron para sacar los moldes de los de las Cortes.

Daoíz y Velarde , como llamaron a los leones los operarios de la Fábrica de Artillería de Sevilla donde fueron fundidos, «nacieron» tal y como lucen en la escalinata del Congreso desde 1872. «Son así», asegura con contundencia Alberto Tellería, técnico experto de Madrid, Ciudadanía y Patrimonio . Aunque fueron restaurados en 1985, nunca sufrieron ningún añadido ni mutilación posterior. La duda, entonces, es si fueron así concebidos por su creador. ¿Acaso Ponzano quiso dotar a uno de ellos de un carácter más femenino?

Wifredo Rincón García, profesor de investigación del CSIC y autor del libro «Ponciano Ponzano (1813-1877)» es categórico al afirmar que Daoíz «es un león, no una leona» aunque descarta que la carencia de testículos fuera un error del escultor aragonés ya que muestra con fidelidad los de su gemelo Velarde.

Según relata Rincón, Ponzano viajó a París para trabajar en el Gabinete de Osteología y en el Jardín de las plantas y conocer así la morfología de los leones, casi desconocidos en España. Suyos fueron los primeros leones que custodiaron el Palacio de las Cortes. Al ser de yeso y resultar muy dañados en su exposición a la intemperie, se decidió su sustitución por unos más perdurables. Se desconoce si alguno de ellos estaba «castrado» ya que fueron destruidos al ser reemplazados.

El escultor José Bellver esculpió unos en piedra de menor tamaño, que no fueron del gusto de la comisión encargada de las obras y hoy se encuentran en el jardín de Monforte, en Valencia. Los cañones tomados en 1860 en la batalla de Wad-Ras (Guerra de África) proporcionaron el bronce necesario para unos nuevos leones de los que se hizo cargo de nuevo Ponzano, escultor de Cámara de la Reina y autor del tímpano del frontispicio del Congreso.

Uno llegó «destrozado»

En noviembre de 1864 llegaron a Sevilla desde Madrid los modelos de los leones de Ponzano, cada uno en una pieza, sin las placas de basamento y a su justo tamaño. Viajaron embalados en diez cajones, pero aún así «uno de los leones llegó a Sevilla "destrozado"», según un documento del Archivo General de Andalucía .

¿Perdió el felino sus atributos en aquel viaje? «Podría ser, sería la explicación más plausible», a juicio de Rincón. «Puede que Ponzano se encolerizara al ver a uno de sus leones castrado al ver la estatua de bronce y ya no pudiera hacer nada puesto que no es posible modificar una pieza ya fundida, o puede que no, no podemos saberlo», considera el doctor en Historia del Arte.

En su investigación de la figura de Ponzano no ha encontrado ninguna referencia que arroje luz sobre esta posible «tara» en Daoíz ni tampoco ninguna relación con el mito de Hipómenes y Atalanta , la pareja a la que la diosa Cibeles castigó convirtiéndoles en leones con la que algunos los relacionan.

Pilar González Serrano, profesora de Arqueología de la Universidad Complutense ya jubilada y autora de «La Cibeles, nuestra Señora de Madrid», no cree que la leyenda inspirara a Ponzano y le resulta «chocante» que uno de los leones esté dotado y otro no. En la fuente de Cibeles, subraya, los dos felinos que tiran de su carro y que representan a los dos legendarios personajes mitológicos son machos. «El castigo de Cibeles fue terrible, convirtiéndolos a los dos en machos y obligándoles a mirar uno a cada lado», destaca.

El detalle de sus miradas, en el que coinciden los leones del Congreso, así como la propia biografía de Ponciano Ponzano, un hombre culto que vivió en Italia, ha hecho pensar a algunos que quizá Ponzano quiso «feminizar» a uno de ellos en honor a Atalanta. José de Cora , autor de «La navaja inglesa» (2014), no descarta esta posibilidad, dada la formación clásica del escultor, experto en simbolismo y vinculado a la masonería. A juicio de este escritor y periodista, que investiga desde hace veinte años todo lo referente a Cibeles, Ponzano buscó «un simbolismo mayor» que dirigir las miradas de los leones a ambos lados. «Es un guiño a la historia», sostiene De Cora, que no tiene tan clara que la intención del castigo de la diosa fuera convertir a ambos en leones machos y cita las Fábulas de Higinio y Paléfato XIII, dos textos en los que aparecen conversiones en león y leona.

Para Alberto Tellería, sin embargo, los leones del Congreso, con una garra sobre una bola como los que compró Velázquez en Italia para el Salón de los Espejos del Alcázar y que ahora sustentan la Mesa de Don Rodrigo Calderón y el Tablero de Felipe II, «representan el poder sobre el mundo».

Ponzano comenzó a escribir en 1870 una veintena de cuadernillos en los que fue narrando su vida desde su nacimiento en 1813 hasta 1840, pero su muerte en 1877 dejó su obra inconclusa, sin llegar al capítulo del Congreso y sus leones. Una lástima.

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