La escalada bélica en Ucrania amenaza con la guerra civil
Un soldado ucraniano apunta a activistas prorrusos junto a la base aérea de Kramators, en el este del país - reuters

La escalada bélica en Ucrania amenaza con la guerra civil

El Gobierno de Kiev pasa al ataque para recuperar las localidades del este del país en poder de los prorrusos

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  1. ¿Hasta dónde está dispuesta a llegar Ucrania?

    Un soldado ucraniano apunta a activistas prorrusos junto a la base aérea de Kramators, en el este del país
    Un soldado ucraniano apunta a activistas prorrusos junto a la base aérea de Kramators, en el este del país - reuters

    Las fuerzas ucranianas ya han comenzado la ofensiva para recuperar las localidades del este del país bajo control de los prorrusos. En principio, se había anunciado una ofensiva «escalonada», pero las tropas han abierto fuego y han causado las primeras muertes en el aeropuerto de Kramatorsk. El general Vassil Krutov, al mando de la operación, ha advertido de que «se liquidará a quienes no entreguen las armas». La aparente intención es seguir aumentando la presión militar en los próximos días para irse apoderando de las plazas más débiles.

  2. ¿Quiénes son los enmascarados?

    Hombres armados ocupan el Ayuntamiento de Slaviansk; junto a ellos, simpatizantes prorrusos
    Hombres armados ocupan el Ayuntamiento de Slaviansk; junto a ellos, simpatizantes prorrusos - reuters

    Hay pocas dudas de que tras los últimos movimientos se esconde de nuevo la larga mano de Putin. Como ha expresado el secretario de Exteriores británico, William Hague, «esto es algo que ha sido planeado y promovido por Rusia. Las fuerzas (prorrusas) están bien armadas y coordinadas». Aunque cuenten con un notable apoyo de la población local, resulta evidente que Moscú promueve la acción de las milicias, que acrecientan la presión sobre el tablero diplomático.

  3. ¿A qué juega Putin?

    Vladimir Putin, este martes en Moscú
    Vladimir Putin, este martes en Moscú - reuters

    Tras imponerse en Crimea y poner así a salvo a la vital flota del Mar Negro amarrada en Sebastopol, el presidente ruso intenta impedir que lo que queda de Ucrania se decante definitivamente hacia Occidente. Por eso juega la baza del peligro de fractura para disuadir a las autoridades de Kiev de abrazarse definitivamente a Bruselas y Washington. La amenaza está clara: si Ucrania da la espalda a Rusia se partirá en dos y una de las dos mitades será rusa.

  4. ¿Qué respuesta dará Occidente?

    Aviones militares rusos en la base de Buturlinovka, próxima a Ucrania
    Aviones militares rusos en la base de Buturlinovka, próxima a Ucrania - reuters

    Ni con Crimea ni ahora las potencias occidentales han dado muestras de estar dispuestas a dejarse arrastrar a una escalada militar. La OTAN no ha dado más que tímidos pasos, como los vuelos de reconocimiento desde Polonia, y lo ha hecho empujada por las exigencias de sus aliados más cercanos al gigante ruso. Pero nadie contempla una intervención militar. Lo que podría producirse es una nueva oleada de sanciones, pero las aplicadas sobre dirigentes rusos y crimeos se han revelado inútiles. Aplicar medidas más severas podría perjudicar a una economía europea maltrecha por la crisis y vulnerable por su dependencia energética.

  5. ¿Cuál puede ser la solución?

    Manifestantes ucranianos cantan el himno de su país durante una concentración este martes en Lugansk (este)
    Manifestantes ucranianos cantan el himno de su país durante una concentración este martes en Lugansk (este) - afp

    A nadie le interesa una guerra abierta en Ucrania. Tampoco que el país se parta en dos. Lo que quieren occidentales y rusos es poder mantenerla como área de influencia y negocio. Y lo que quieren los ucranianos es que el país salga adelante y no acabar matándose entre sí. Todas las partes parecen asumir que el único entendimiento posible pasa por un diálogo en el que participen norteamericanos, europeos, rusos y representantes de las dos Ucranias. A pesar de la reciente escalada de tensión, si las cosas no se tuercen, estas negociaciones arrancarán el jueves en Ginebra. Una solución factible podría pasar por una articulación federal del Estado y la convocatoria de un referéndum para validarlo.

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