Los discursos más largos de la historia
Un senador estadounidense habló sin pausa durante más de 24 horas. Hugo Chávez y Fidel Castro también realizaron interminables peroratas
Actualizado:Filibusterismo: alargar el discurso para retrasar la votación
Ted Cruz se mantuvo 22 horas hablando desde la tribuna del Senado de EE.UU. - afp El senador estadounidense Ted Cruz ha saltado a los titulares de todo el mundo tras conseguir alargar su discurso hasta las 22 horas. Su objetivo no era otro que retrasar el momento de la votación de la reforma sanitaria de Obama, conocida como Obamacare . Este miembro del Tea Party no estaba haciendo otra cosa que recurrir a una técnica llamada «filibusterismo», habitual en Estados Unidos, y que consiste en hablar sin parar para retrasar al máximo el horario de votación y, con suerte, superarlo para lograr frenar la iniciativa.
El mecanismo es sencillo. El senador que lo desee puede hablar todo lo que quiera ininterrumpidamente, a no ser que el 60% de los compañeros voten en su contra. Eso sí, aquel que decida recurrir a la técnica del «filibusterismo» debe saber que no puede abandonar el estrado en ninguna circunstancia, ni para ir al baño a hacer sus necesidades. El único momento en el que pueden dejar de hablar es si alguno de sus compañeros se apiada de él e interviene desde su asiento preguntando al que habla. Pero incluso en ese caso, el protagonista del discurso debe permanecer en pie; si se sienta pierde el turno.
El Senado estadounidense ha sido testigo de varios intentos de filibusterismo –que muchos consideran una medida contraproducente y condenada al fracaso– pero que ha supuesto verdaderos récords de aguante.
24 horas y 18 minutos en defensa de los Derechos Civiles
Strom Thurmond defendió la igualdad entre blancos y negros con un discurso de 24 horas y 18 minutos - AP Aunque parezca sorprendente, las 22 horas en el estrado de Ted Cruz no han logrado superar el récord de un político estadounidense hablando. En 1957, el senador Strom Thurmond habló sin parar durante 24 horas y 18 minutos para defender los Derechos Civiles. En esas interminables horas se quedó más de una vez hablando solo únicamente para el presidente de turno de sala; sus compañeros no aguantaron la perorata.
Para defender su propuesta, a diferencia de lo que han hecho los senadores actuales , leyó algunos de los discursos completos de los Padres Fundadores, así como pasajes completos de la Declaración de Independencia.
Fidel Castro, antes de un «sermón» de cuatro horas en la ONU: «No se preocupen, seremos breves»
Castro cubre los marcadores que avisan de que se ha sobrepasado el límite de tiempo en la sede de la ONU, en una imagen del año 2000 - AFP Fidel Castro es el «rey» de los discursos por derecho propio. Sus alocuciones interminables son famosas dentro y fuera de la Isla. Una de sus más conocidas –y extenuantes– peroratas fue la que dio en la sede de la ONU en 1968. «Sé que tenemos fama de hablar largo. No se preocupen, haremos todo lo posible por ser breves», dijo ante los miembros de la Asamblea General.
Tras esta introducción, «sólamente» permaneció 4 horas y 29 minutos hablando. Sin embargo éste no es ni de lejos el récord de un discurso en la ONU, y por supuesto tampoco es la intervención más larga de Castro, que en 1998 habló 7 horas y quince minutos en Cuba.
El «revolucionario» Castro protagonizó otra escena mítica en la ONU. En los discursos que los líderes del mundo hicieron en la sede del organismo durante las celebraciones por el milenio, cuando le llegó el turno, éste se plantó frente a la tribuna, sacó un pañuelo y cubrió las luces que alertan de que se ha sobrepasado el límite de tiempo. Acto seguido comenzó a hablar, aunque esta vez no superó ningún récord.
Hugo Chávez y sus más de 1.600 horas de «Aló, Presidente»
Hugo Chávez habla en la primera edición (radiofónica) del «Aló, Presidente», el 23 de mayo de 1999 Otro de los grandes oradores –o al menos de los incansables– fue Hugo Chávez . Uno de los hobbies del fallecido líder bolivariano era sentarse frente a las cámaras del programa «Aló Presidente» , para dirigirse a sus compatriotas durante largas y largas horas. Desde mayo de 1999 hasta el año 2012, Chávez ocupó más de 1.600 horas de programa.
La media de duración de cada una de las ediciones de «Aló, Presidente» era de seis horas, aunque en realidad nunca se sabía cuando acababa, ya que si a Chávez le daba por divagar de los temas de actualidad – mítica su improvisación de «Mr.Danger»–, o si decidía leer y contestar en directo a más cartas de televidentes de las que normalmente leía, el programa se podía alargar aún más, hasta que el quisiera.
Fidel Castro, su récord y la bronca de Raúl
Castro habló más de 7 horas consecutivas ante los miembros de la Asamblea Nacional - ABC Las cuatro horas de disertación en la ONU le debieron parecer poco al líder de la Revolución cubana, por eso, y en forma de agradecimiento a los miembros de la Asamblea Nacional que le reeligieron presidente en 1998, decidió «regalarles» siete horas de discurso.
Como rellenar tantas horas no es fácil –pese a que todo el pabellón esté entregado a tus palabras de forma «voluntaria»– tuvo que recurrir a nuevos temas más allá de la omnipresente revolución. Así, y según informó Cubadebate , Castro habló de su vida personal, de sus padres, del aborto, de la prostitución, de los cinturones de castidad, del Sida, de la virginidad, de películas pornográficas y contrarrevolucionarias y hasta de la visita que Juan Pablo II había hecho a la Isla días antes.
Pero en aquella Asamblea una anécdota destacó más que el propio discurso. El hermano Raúl Castro espetó casi al finalizar: «Oye, dentro de cinco minutos van a hacer siete horas que llevas hablando», a lo que el «joven» Fidel –por aquel entonces 72 años– espetó: «Me siento muy bien. No siento ningún cansancio», y siguió con su alocución.
Krishna Menon, «tortura» en la ONU
El discurso de Castro en la ONU no fue el más largo de los vistos en la sede de Nueva York. En 1957, Krishna Menon, quien fuera elegido por Time come el segundo indio más importante del mundo, habló durante 8 horas de los problemas que existían entre Pakistán e India. Tal fue la intensidad del relato que llegó a sufrir un colapso por el que tuvo que ser hospitalizado. Cuando se recuperó, «finalizó» su intervención con otra hora más de explicaciones.
Las páginas de ABC de ese año ya hablaban de las particularidades del «curandero Krishna Menon». El redactor de este periódico hablaba de él en estos términos: «Apenas hay palabras para describir su afán de presencia en todas partes, su oratoria sin descanso, su dialéctica abrumadora, no por los argumentos que demuestra, sino por la durísima prueba que supone para la paciencia y el sistema nervioso de los oyentes».
El secreto de un récord «moderno»: leer tuits y dar las buenas noches a tus hijas
El senador Ted Cruz, al terminar su intervención de 22 horas - AFP En pleno 2012, lejos quedan esos discursos complejos que tanto el indio Krishna Menon como Fidel Castro podían dar en la ONU. Ni si quiera queda un resquicio de la enfervorecida defensa de los derechos de los negros que demostró Strom Thurmond. En la actualidad, los políticos que se lanzan a las prácticas del filibusterismo buscan frenar la asistencia sanitaria universal o la reforma migratoria con discursos banales, vacíos, que no aportan nada más que pérdida de tiempo.
Es el caso del senador Ted Cruz, que mientras bloqueaba el voto de una reforma que podría solucionar la vida a muchos americanos, se dedicaba a leer tuits de apoyo e incluso llegó a utilizar el Senado para en leer por la tele a sus hijas el cuento infantil «Huevos verdes con jamón». Incluso llegó a pedirlas que se «lavaran los dientes, dieran un fuerte abrazo a mamá y se fueran a la cama» desde el estrado.
Rand Paul, 12 horas en contra de los drone de Obama
Rand Paul, en una imagen de archivo frente al Capitolio - afp A las 11.45 (hora local en Washington) del pasado 7 de marzo, se subía al estrado del Senado Rand Paul . Su primera frase alertó al resto de senadores: «Voy a hablar por un tiempo lo suficientemente largo como para llamar la atención sobre algo que encuentro muy inquietante», dijo. Y lo cumplió durante 12 horas, hasta que no pudo más y tuvo que abandonar el estrado camino del aseo: «He descubierto que hay algunos límites al filibusterismo y voy a tener que encargarme de uno de ellos en unos minutos», finalizó.
Este miembro del Tea Party e hijo del excandidato presidencial Ron Paul, quiso con esta medida denunciar los ataques indiscriminados de los aviones no tripulados de Obama. Sin embargo, durante las doce horas de intervención mezcló conceptos y habló de «Alicia en el país de las maravillas» y de Jane Fonda, según recogen las crónicas del momento. En ese momento muchos de sus compañeros de filas se reafirmaron en la idea de que el filibusterismo es contraproducente. El medio no es siempre el mensaje, y doce horas hablando de la nada solo trae fama pero no consecuencias políticas, no al menos en este siglo XXI.