Rap de la sequía
LA sequía, la sequía, como siempre, la sequía, la pertinaz sequía, no llueve ni en Valencia ni en Almería y ya están secas Murcia y Andalucía. Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva, mucha agua el Ebro lleva y Maragall con whisky que se la beba. La pertinaz sequía era cosa de Franco, y ahora será cosa de Jesús Polanco, de Pepiño Blanco y de Juan Barranco. Jesús del Gran Poder que tanto subes, llena el cielo de España con las nubes, caiga un diluvio de aguas y haz un pingüe negocio con los paraguas. Ángeles se hagan pis, y la noticia vendes en «El País».
Con Pepiño, que es gallego, el agua necesita poco ruego. Y será una bonita paradoja si Blanco en el Gobierno no se moja. Al resguardo lo tiene Zapatero por si lo encoge más el aguacero. Ya se sabe que en Galicia llueve que es una delicia, pues Dios ayuda, y Santiago, milagrero santo mago, lacón con grelos y trago, y además escaso pago, que allí no mucho se paga. Tal vez el Apóstol haga que de nuevo salga Fraga.
Recuerdo a aquel Barranco esperpenticio, que quiso ser alcalde casi de oficio, y el Viejo Profesor, coñón de vicio, le llamaba Juanito Precipicio. Todos ellos, más la rubia, debieran traer la lluvia. Dice don Raúl del Pozo (leerle siempre es un gozo) que hay que sacar rogativas, vírgenes caritativas, algún Jesús Nazareno que traiga el rayo y el trueno, y santos en procesión que invoquen el chaparrón, que perdonen al Gobierno la condena en el Infierno, aunque es mucho lo que peca, y rieguen la España seca, ya mire a Roma o La Meca, o que el muñeco salga muñeca. Son pecados veniales, naturales, de los tiempos actuales. Mas la sequía, yo digo, no debe ser un castigo. Con la sed y los ardores, pagaremos los justos por pecadores.
Si esta sequía avanza más adelante, tendremos que buscar agua bastante, y quizá Zapatero, tan gobernante, nos lo resuelva todo con su talante. Si se pide la lluvia educadamente, tal vez se abran las nubes muy de repente. Si se pide la lluvia con sus modales, tal vez caigan diluvios universales. Distribúyase el agua por esta zona, ya ven que la Narbona, qué ministra tan cabrona, si me perdonan la frase, acabó apenas vino con el Trasvase. Para hacer los trabajos que eran primeros, Europa ya nos daba muchos dineros. La ministra Cristina fue tan mezquina que sin pensar dos veces cegó la mina. Y a Valencia y a Murcia llevó la ruina. Qué ministerial desgracia nos trajo la democracia, la democracia del tripartito, de esos que el bien del pueblo no importa un pito.
Quisiera acabar el rap dando al «conseller en cap» un cariñoso recuerdo, escrito con el pie izquierdo. Y otro para Maragall, escrito con un margual. Al Iglesias, Marcelino, escrito con un pepino. Y a Carod-Rovira, oh, caro Carod-Rovira, parece mentira lo que la república estira, y es cosa que mucho admira que llegue a republicano un político tan vano que se finge catalán sin pasar de perillán. El recuerdo a Rubalcaba lo firmaré con el haba. Y a Rodríguez Zapatero, volcando todo el tintero, con saludos del ropero, que se ha quitado el sombrero pues ya le ha visto el plumero.
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