Un modo de ver a connie nielsen
Se presentó en el Festival de Cannes de hace tres años y aún no había encontrado esta película de Assayas el momento idóneo para ser vista aquí. Es una opinión tal vez algo extrema, pero creo que ésta es una ocasión única para darle la vuelta al viejo refrán: mejor nunca, que tarde. O mejor aún, incluso, que hubiera corrido el turno y se estrenara la que ha hecho después Assayas, «Clean». Intentaremos, de todos modos, ser positivos. Las protagonistas de «Demonlover» son (incluso, están) buenísimas, la danesa Connie Nielsen tiene tantas cualidades físicas que incluso resiste el atropello visual del director; también tienen mucho interés la estadounidense de nombre afrancesado Chloë Sevigny y la californiana Gina Gershon, probablemente la actriz con más cara de vicio desde que Julie Andrews interpretó «Mary Poppins». Assayas, un cineasta con pretensiones modernas pero de estilo pasablemente sobrio, parece sentirse tan cómodo con esta historia descabellada y ruidosa como un vegetariano en el matadero municipal. Y si no le interesa a él lo que cuenta (¿qué cuenta?..., sea lo que sea, se le dio en llamar un «thriller empresarial», como si puediera existir otro género distinto al «thriller» en una empresa que no aspire a ser mediana), cómo le va a interesar a uno que pase por delante. Se podría escribir mucho más de «Demonlover», pero ni le haríamos ningún favor a la película ni, por supuesto, al lector.
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