Tradición y modernidad a pie de playa
Con una terraza situada en la amplia y bonita playa del Rincón de la Victoria, en la zona de Torre de Benagalbón , este versátil chiringuito ofrece una mezcla de tradición y modernidad , elaboraciones sencillas y cuidadas presentaciones que lo hace distinto ... al chiringuito que solemos tener en mente. La entrada a su sencillo emplazamiento, en el que un equipo muy joven, pero atento, te presenta orgulloso las ‘Sugerencias del día’, ya te hace pensar que algo diferente se cuece por aquí…
En su carta no faltan arroces y platos de cuchara por encargo ni el pescado que se ofrece a lo largo de la costa malagueña: boquerones, choco, rosada, calamar o pulpo se presentan en fritura o a la plancha . Las opciones de carne , menos comunes en este tipo de establecimientos, también se hacen un hueco: codillo glaseado, mollejas de cordero o presa de bellota son parte de una oferta cuidada. Una carta que satisface tanto al que busca las opciones habituales como a los que andan buscando algo más libre y diferente.
Álvaro Saura, a cargo de los fogones , ofrece alternativas variadas que recibe con gusto el público que se apunta durante los meses de otoño e invierno a sus “Miércoles de Arroz” o al “Club de la Cuchara”, un exitoso ‘Menú Degustación’ de cinco platos que cada viernes cuelga el cartel de “vendido”. Las sugerencias del día, crecen durante el fin de semana y contentan al comensal curioso que quiere probar algo más y al que le resulta difícil decir que no a una inesperada y notable brava rellena de kefta de gambas y mahonesa de siracha o un tartar de lubina con emulsión de aguacate y mango y helado de jengibre y lima . Platos con toques asiáticos muy bien resueltos para una cocina que usa como base el producto malagueño y que juega con los contrastes de temperatura y texturas , como demuestra ese singular helado de jengibre y lima sobre el tartar .
Merece la pena probar las navajas con mantequilla de kimchee y hierbas , que fueron nuestro plato más celebrado. El molusco tocó el fuego lo necesario para abrirse y soltar sus jugos de intenso sabor a mar, realzados por la salsa que forman junto con la mantequilla. Una maravilla. Muy logradas también las cocochas de bacalao fritas con tuétano asado y mahonesa de hierbas , un plato arriesgado y de sabor potente en el que hay que ir con cuidado en los puntos de sal, pero en el que un leve toque de mahonesa suaviza la intensidad presentándose como un conjunto muy agradable.
También se colaron en nuestro menú una tradicional ensaladilla con gambas y ventresca de atún y para abrir boca una tapita de huevas y mahonesa . Nos alegró encontrarla en la mesa recordándome esos aperitivos que de niña solían prepararse en casa y en los que las huevas cobraban un papel protagonista ya fuesen en ensaladilla o así, como Álvaro las presenta, sin florituras ni excesos. ¡Qué bonito es cuando la cocina nos hace viajar en el mundo de los recuerdos!
Un lugar muy agradable que invita a repetir, a probar su celebrado gazpachuelo o a gozar con algún “Club de la Cuchara” y que seguro ganará con una oferta mayor de vinos, algo en lo que ya andan trabajando.
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