Cocina honesta y sensata en una de esas pequeñas perlas de la gastronomía malagueña que se encuentran en la capital
De un tiempo a esta parte da la impresión de que los barrios de Málaga –y por barrios me refiero a aquellas zonas más allá del centro, especialmente los más populares– se han convertido en el baluarte de la cocina tradicional y, ... al mismo tiempo, han ido atrayendo a cocineros jóvenes y con talento que huyen de las altas rentas del centro para refugiarse en zonas más amables y con una clientela quizás menos adinerada pero más fiel y estable. Algo que parece haberse acentuado con esta maldita pandemia que ha borrado a los turistas de las calles. Hasta tal punto se aprecia el fenómeno que, si del centro eliminásemos un puñado de excepciones, caeríamos en la cuenta de que hoy en día hay barriadas –El Palo, Soho, Teatinos – que focalizan el interés gastronómico de la ciudad .
Desde 2001 Rafa Conde viene ejerciendo de embajador de su tierra en el mismo local que abrieron sus padres en 1979. Un mesón, una casa de comidas en La Paz , que puede decir con todas las letras y con la cabeza bien alta, que sólo pretende –como si eso fuese poco– dar de comer bien a sus vecinos, con honestidad y cariño en la cocina. Y a fe que lo hace, con una mezcla de los recetarios serranos –el nombre delata sus orígenes– y costeros y pinceladas de creatividad aquí y allá. Y gastando una materia prima muy superior a lo que cabría esperar.
La carta del Café Bar Arriate toca casi todos los palos : guisos como las magistrales manitas, los impecables callos de cerdo al estilo de Arriate, los garbanzos con espinacas y huevo o unas albóndigas con salsa de almendras; apetitosas sopas -qué difícil encontrarlas- como la de espárragos trigueros con almejas o la de rape con comino; pescados y mariscos malagueños de temporada como calamares, victorianos, salmonetes o jibia; carnes como el lomo en manteca casero con huevo y patatas, el rabo de toro a la rondeña o el entrecot de retinto , e incluso platos más creativos, como el hummus con parpatana de atún asada o el lomo de chivo asado a la marroquí .
Y un generoso menú del día que, a 12,50 euros, permite elegir un primero y un segundo con bebida, pan y postre o café. Todo de calidad . Una ganga que sólo en ciertos barrios se puede encontrar aún.
Como corresponde, la carta de vinos es sencilla pero contiene referencias interesantes , con botellas poco comunes, fruto de la afición de Conde por el asunto, y el servicio es familiar y afable, de quien conoce por su nombre de pila a la inmensa mayoría de los clientes que se sientan a su mesa. No esperen formalismos porque ni los hay ni se pretenden. Da gusto encontrar estas pequen?as perlas de la gastronomía malagueña y casas con una cocina tan honesta y sensata .
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