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Pequeños paseos con tapa

Taberna el Nuevo Gallo: Tradición y modernidad

Si elegimos una mesa del fondo asistiremos a un lujo inigualable: la presencia, ante nuestra misma cara, de las ruinas del templo romano de Claudio Marcelo

Vicente Sánchez

Sentados en un banco de forja y ante la atenta mirada de un Custodio, contemplamos una plaza asimétrica e irregular que proporciona a la vista las más variadas perspectivas. En efecto, en la plaza de la Compañía, a cada punto cardinal al que orientemos nuestra ... vista el panorama cambia por completo. Lugar espontáneo y caprichoso donde los distintos edificios se despliegan en una línea de entrantes y salientes que configura su auténtica personalidad. Se puede aprovechar este remanso de paz y tranquilidad para abstraernos de la bulliciosa e hirviente plaza de las Tendillas. Iniciamos nuestro paseo por la estrecha calleja del Reloj, donde aún rezuma en la memoria el olor a vino antiguo de las desaparecidas Bodegas Pozo. Al llegar a Ambrosio de Morales, la desolación nos envuelve el ánimo al ver la fachada de la Real Academia de Córdoba; sucia, abandonada, con hierbajos en sus balcones y pintarrajeada. En el edificio colindante, al lado de tanta mugre, un insólito y singular cartel, que los académicos no han debido leer: «Por favor, impidan que los perros orinen en las fachadas de las casas. Cuidemos Córdoba. Patrimonio de la Humanidad».

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