Manolo de El Correo se jubila... pero El Correo sigue con Manolo

Adelantada ayer, 28 de diciembre, en la web de ABC , mucha gente se tomaría esta noticia como una inocentada , «se lo cuento a la gente y no se lo cree», indica Manolo Carrasco, responsable del popularísimo Bar El Correo, que ha decidido ... retirarse del mundanal ruido a la edad de 63 años. Pero El Correo sigue, y con otro Manolo. Se trata de Manuel Martínez, camarero del lugar desde hace muchísimos años.

El traslado de poderes en esta institución cordobesa sigue el siguiente proceso. El jueves trabajan ambos. El viernes se dan de baja. Y ya el día 2 de enero vuelve El Correo con Manolo Martínez al frente. Y esto sucede entre el año en el que el bar cumple 90 años y el que se dirige a los 91 (se inauguró el 24 de mayo de 1931). Una de las características del lugar es que sigue igual que siempre, sin reformas ni ofertas culinarias nuevas. «Mi padre me dijo que si algo funciona no hay que tocarlo», indica Carrasco. Y preguntando a Martínez si habrá algún cambio niega con la cabeza. No, El Correo no se convertirá de momento en una gastrotaberna con sus platos de aguacate. La foto del reportaje rubrica el acuerdo. Martínez aprovecha para indicar que Carrasco no está acostumbrado a sonreír.

Manolo Carrasco tiende la mano a su sucesor, Manuel Martínez, el otro Manolo

Y es que como él mismo reconoció a ABC en una entrevista realizada hace unos meses, son pocos los taberneros siesos que quedan en Córdoba, «yo mismo por ejemplo», decía en aquella ocasión , un carácter forjado en horas y horas de soportar a pelmazos o gente de mal vino que se transmitía de generación en generación hasta formar una estirpe de hosteleros capaces de fulminar con la mirada o acabar una discusión con un gesto. Y en esas lides Manolo de El Correo es una institución. ¿Corre peligro el «siesismo» cordobés? «Lo irá adquiriendo» indica Carrasco acerca de esta difícil misión encomendada a Martínez. «Ya me estoy volviendo sieso», corrobora el inminente responsable del bar.

¿Por qué jubilarse antes de tiempo? «La decisión ha sido porque estoy hasta los cojones», afirma rotundo Carrasco. ¿Alguien acostumbrado al ajetreo constante no se aburrirá y sentirá ganas de volver? «Ni muerto». Y es que el responsable todavía del bar empezó a trabajar allí a los 15 años porque no quería estudiar. Pero a los cuatro días su madre le obligó a hacer el bachiller superior. Luego volvió pero, como el negocio iba a ser suyo, su padre no quería ponerle un sueldo. Así que enfadado decidió trabajar en otros bares, en el campo o repartiendo panfletos. Finalmente consiguió que le diesen de alta en 1982. Y como dueño en solitario lleva desde 1995.

Pero es que Manuel Martínez, el otro Manolo, no se queda corto. Empezó a trabajar haciendo sustituciones en El Correo en 1976. Y lleva fijo desde 1982. Son ya como un viejo matrimonio. «Nos hablamos por huevos, porque no nos queda más remedio», apunta Carrasco, que afirma que la relación entre ambos es «como una condena». Tan peculiares «presos» sin embargo han regado con toneladas de cerveza el tiempo libre de miles y miles de cordobeses durante décadas.

Hablando de décadas, curiosamente Manolo Carrasco ya planificaba su retirada hace unos 20 años, cuando pensaba dejarle el negocio a un sobrino. Pero su familiar tomó otros derroteros aunque dentro de la hostelería, y ahora es un cocinero de alto nivel en Mallorca. Así que esa jubilación dorada ha tardado dos décadas en llegar. Volvió a ser posible en 2015, por la reforma en aquellos tiempos de la ley de alquiler, «pensaba que nos iban a echar». Finalmente se ha extendido hasta ahora. El que podemos llamar Manolo el de El Correo I se marcha a un pueblo de Málaga a vivir, no quiere decir cuál, en cuanto su mujer termine unas cosas que tiene que hacer. Le sucede Manolo el de El Correo II, a cuyo reinado al lado de las Tendillas habrá que estar atentos.

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