Carrasquilla, más allá de los caracoles de llano Palacio
Rocío Linares
Carrasquilla, el de los caracoles, es un nombre de peso en Montilla. Tres generaciones lo han heredado y ahora, Antonio y Lola , lo llevan a la máxima expresión gastronómica con una sala renovada y una carta amplia, más allá de sus ... afamados caracoles. Platos caseros, recetas tradicionales, atención a las intolerancias … son algunas de las palabras clave de la cocina de Lola Cosano, aunque siguen siendo un lugar de peregrinación para los amantes de estos moluscos. «La tradición que heredamos la mantenemos, pero hemos ampliado el negocio familiar con una carta más completa; metimos guisos, cocina de siempre y algunas innovaciones que atienden a diversos públicos».
Pronto empieza la temporada y seguirán repitiendo la receta de la abuela de Antonio Carrasquilla. Tanto en caldo como en salsa, este manjar no falta de tapa con las cervezas. Además, han conseguido darle fama a su rabo de toro y con el horno que instalaron, también son muy conocidas sus carnes y pescados. «Cochinillo al horno, paletilla de cordero, codillo al oloroso, costilla de ternera…» , destaca Cosano como los favoritos de los que se inclinan por la carne, o el bacalao gratinado, salmón con mermelada de pimientos o las albóndigas de bacalao con tallarines de sepia para pescado.
Para empezar a abrir boca, la jefa de cocina del Carrasquilla recomienda alcachofas al Montilla o su gran variedad de croquetas, como las de calamar en su tinta o la de salmorejo, huevo y reducción de PX . No faltan los fritos, revueltos y arroces, además de guisos de manitas, callos y carrillada, «Todo elaborado en nuestras cocinas, donde trabajamos unas cinco personas. Algunas cosas se elaboran con recetas propias que vamos introduciendo», apunta Cosano, para quien es importante señalar que disponen de opciones sin gluten y sin lactosa, para atender intolerancias. El apartado de los postres merece mención aparte, con su tarta de chocolate, de queso o la de bizcocho de Medinaceli, también caseros.
Con la reforma que realizaron, el bar se ha convertido en un café-restaurante. Abren todo el día para servir desayunos al amanecer y cerrar casi a medianoche. Pueden acoger hasta 50 personas en su comedor, donde en fechas destacadas sirven comidas para eventos especiales. Sin embargo, el encanto llega en verano, avanza Lola, «en la terraza con vistas al Palacio de Medinacelli». Y es que la ubicación, en pleno llano Palacio, cerca del Paseo Cervantes y con aparcamiento cerca, es algo de lo que presumen los propietarios de este local fundado en 1933.
Calle Feria, 1
Telf. 957 65 00 50
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