aCTUALIDAD
Bodegas Campos reinterpreta el cocido con garbanzos ecológicos en un menú a cuatro pases
Detrás de esta propuesta se encuentra el jefe de cocina de Bodegas Campos, Juanjo Rodríguez

Bodegas Campos refuerza su compromiso con la sostenibilidad y el producto de cercanía con una propuesta gastronómica de cuchareo: un cocido elaborado con garbanzos ecológicos, presentado en cuatro pases que sumergen al comensal en la esencia de la cocina tradicional cordobesa.
Este plato de invierno no es solo una receta, sino una experiencia que rescata las raíces del recetario popular y las fusiona con una cuidada estética y técnica culinaria. La historia comienza con la llegada del cliente a esta centenaria casa, donde es recibido con un huevo relleno de pringá, acompañado de una bechamel de cardamomo y jugo de cocido reducido. Una introducción que anticipa la profundidad de sabores que está por venir.
El segundo pase se sirve con una puesta en escena que refuerza la tradición: el camarero aparece con una sopera ochavada de La Cartuja de Sevilla, una de las piezas históricas conservadas en las alacenas de Bodegas Campos. En ella, la sopa del cocido se presenta bien caliente, resaltando los aromas y sabores intensos del guiso.
A continuación, llega el corazón del plato: los garbanzos lechosos ecológicos, cultivados en el centenario Cortijo La Reina, en las orillas del Guadalquivir. Este producto, de altísima calidad, representa la apuesta del restaurante por el mercado local y la cocina de proximidad, permitiendo que cada bocado cuente la historia de su origen.
El cuarto y último pase es un homenaje a la tradición del cocido: una gran fuente de loza con la mítica pringá, compuesta por gallina, pollo, codillo, morcillo, tocino fresco, costilla de cerdo, chorizo y morcilla. Un final contundente y lleno de sabor, que rinde tributo a la cocina de aprovechamiento y a las recetas heredadas generación tras generación.
Detrás de esta propuesta se encuentra el jefe de cocina de Bodegas Campos, Juanjo Rodríguez, quien ha sabido combinar la tradición con la innovación, manteniendo el alma de un restaurante por el que han pasado reyes, jefes de Estado, artistas y toreros, todos ellos dejando su huella en las mesas vestidas con manteles y servilletas de hilo, cuidadosamente planchadas por las monjas clarisas del vecino convento.
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