MENOS ES MÁS
Los secretos de las papas a lo pobre con huevo de El Quinto Toro
El flamenco y los toros marcan el carácter de esta casa, que lleva desde 1947 recibiendo a sus clientes con un trato familiar
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Iniciar sesiónLa gastronomía de la capital almeriense tiene varios estandartes que la salvaguardan y la representan de la mejor manera posible y, sin duda, uno de ellos es El Quinto Toro de la familia Leal. Manuel y su mujer Carmen reciben a diario, entre imágenes taurinas, ... a sus clientes más fieles y a otros atraídos por sus tapas y raciones.
En este negocio, están orgullosos de su tierra y así lo demuestran ensalzando sus productos , que emplean en sus elaboraciones más famosas. Recomendables son sus albóndigas, el pulpo con alioli, las asaduras, la hueva seca de maruca con almendras fritas o el remojón de San Antón. Igualmente, ofrecen varias referencias de vinos almerienses , promovidos por la marca Sabores Almería de la Diputación provincial.
Entre las trabajadas recetas, cualquier almeriense destacaría sin pensárselo mucho tiempo las papas a lo pobre con huevo frito. Aparentemente puede parecer otro lugar más donde preparan esta 'tortilla deconstruida', pero todo lo que este plato tiene de pobre, lo tiene de exquisito. En la propia cocina aseguran que sus patatas con huevo “no tienen ningún secreto”, pero, tras insistir, realmente se desveló que este plato carece de muchos detalles ocultos.
Detallan que una de las claves es el aceite de oliva de Tabernas , en el que fríen, o mejor dicho confitan, a fuego medio las patatas cortadas en rodajas. Llenan la cazuela prácticamente “con muchas patatas ” y más adelante añaden contados trozos de pimiento verde . Tampoco remueven con demasiada frecuencia para no romper las patatas que lentamente se van reblandeciendo.
Por último, fríen los huevos aparte y los espolvorean con pimentón dulce , lo que, además de dar un toque de color, regala unos matices que rompen con los suaves sabores de la patata y el huevo. En boca queda un conjunto meloso, incluso dulce por la yema y el confitado de la patata, con el punto justo de sal, para conformar un plato que si no tuviera ya el primer premio a la tapa clásica de Almería, habría que dárselo.
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