LEVANTE ALMERIENSE
Los secretos de los gurullos de Casa Adelina (Turre)
Este restaurante de recetas con arraigo también es conocido por sus caracoles, el ajo ‘colorao’, la torta de pellizco y el conejo al ajillo
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Iniciar sesiónComo escribiera Manuel León en su artículo ‘El reino turrero de Adelina’, “los sabores de Adelina son los de todos nosotros, […] tienen que ver con lo más primitivo que evocamos en un plato”. No podemos más que suscribir sus palabras. Casa Adelina es uno de ... esos guardianes del recetario tradicional del levante almeriense , con epicentro en el hogar familiar, de donde sus hijos, Adelina, Antonio y Pilar, han sabido continuar el legado de la “faraona de los caracoles”.
Al margen de de la amabilidad y la cercanía, que se trasladan también a los platos, en Casa Adelina se encuentra todo lo que uno busca cuando quiere conocer la gastronomía de un lugar , en este caso, para muchos el destino habitual de vacaciones. Desde la tapa con la bebida al último plato de la comanda, todo tiene sello Adelina: producto fresco de la zona preparado con maestría.
En este sentido, el plato protagonista de este artículo resume muy bien la forma de trabajar que lleva rigiendo más de medio siglo esta casa. Según el proceso que detallan las hijas Pilar y Adelina, la preparación de los gurullos es cuanto menos laboriosa, ya que “todo está hecho a mano y lleva su tiempo”.
Para la elaboración de los gurullos, las hermanas preparan un sofrito de tomate, pimiento y cebolla, que posteriormente suman a un cocido tradicional de tocino, jamón, huesos, rabos, carne de cerdo, conejo, chorizo, patatas e hinojos. Por su lado, elaboran a mano la pasta, es decir, los propios gurullos, hechos de harina de trigo, agua, aceite de girasol y sal. En primer lugar, se forma la masa, de la que se sacan bolitas y que posteriormente se estiran para darle forma de espagueti. Estos rulos finos son deshechos en pequeños trozos que caen directamente al cocido hirviente y que en pocos minutos están en su punto.
Una vez todo está listo para servir, llega a la mesa un plato categórico, pero que nunca cansa por los diferentes elementos que lo hacen ágil y sorprendente. Entre otros aspectos, por la llamativa morcilla con cebolla, almendras y matalauva, el frescor que aporta el hinojo o la terneza del conejo. Larga vida al “reino turrero”.
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