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ESPAÑOLAS ASESINADAS EN AFGANISTÁN

La pasión heredada de dos farmacéuticas de «toda la vida»

Elena adquirió la vocación de su madre Susana y abrió su propia ortopedia, junto a dos de sus tres hermanas, en Tarrasa

Los españoles supervivientes de Afganistán ya están fuera del país

Minuto de silencio en Tarrasa (Barcelona) por las víctimas del atentado en Bamiyán EFE
Elena Burés

Elena Burés

Barcelona

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Un viajero de Rodalies, de 69 años, sufre un infarto y se desploma en la estación de Sants (Barcelona). Dos hermanas, farmacéuticas, lo auxilian con uno de los desfibriladores portátiles que, desde hace unas semanas, se han comenzado a repartir por las boticas barcelonesas para atender episodios cardíacos sobrevenidos, en una iniciativa pionera en España. En el caso de la de Sants, el aparato había llegado aquella misma mañana. «El mérito es que ellas habían hecho una mínima formación porque acababan de instalárselo y a mediodía ya lo estaban usando. Tuvieron el coraje de hacerlo. Fue un acto realmente valiente», recuerda una fuente del sector, que apunta también que, aunque en la estación ya había uno, en aquella situación de emergencia, nadie supo encontrarlo. «La intención era conseguir mantener viva a la persona hasta la llegada del Servicio de Emergencias Médicas». Y precisamente eso fue lo que ocurrió. Una ambulancia trasladó al paciente hasta el Hospital Clínic de la capital catalana, donde se recuperó. Era febrero de 2014 y quienes le salvaron la vida fueron Elena Schröder Vilar y una de sus hermanas que, por aquella época, aún trabajaban en la botica de su madre, Susana Vilar Buhler, en Sants.

Elena y Susana son dos de las víctimas del atentado en Afganistán, el pasado 17 de mayo, donde habían viajado como turistas. Ambas, «personas dedicadas y comprometidas con la salud y el bienestar de sus pacientes», según apuntó la Federación de Asociaciones de Farmacias de Cataluña en su nota de condolencia. La madre había nacido en Gerona, y la hija, en la capital catalana, en 1988. Tras pasar por la Escuela Suiza, estudió Farmacia, y se incorporó al negocio de la progenitora. Aquel 2014, además de salvar la vida de aquel viajero, Elena fue una de las jóvenes que protagonizó el resumen del año en la televisión pública catalana, donde explicó que tenía «la suerte de trabajar como en casa». Entonces tenía 26 años y, junto a dos de sus tres hermanas, comenzó su propia andadura, en Tarrasa (Barcelona), aunque en el mismo sector.

En una época en la que proliferan los cierres de kioskos, entidades bancarias y pequeños colmados, las farmacias se consolidan como centros neurálgicos de los barrios. Comercios en los que, más allá de dispensar medicación o cosmética, los boticarios siguen la evolución de dolencias crónicas, pero también de quien las padece. Ese es el trato que las hermanas Schröder dispensan a sus clientes en su botica de Les Arenes (Tarrasa). Aunque quizá con algún añadido, como la gran paella que ofrecen durante las fiestas del barrio. «No es sólo una farmacia. Es más familiar, se implican mucho y colaboran con nosotros», explica a ABC Eva, de la asociación de vecinos Les Arenes – la Grípia – Can Montllor.

Desde hace casi una década, Elena, junto con dos de sus tres hermanas, era cotitular de esta botica de la calle Tibidabo, 19, la de «toda la vida», aunque fue tras retirarse sus antiguos dueños cuando las Schröder tomaron las riendas del negocio y, poco a poco, comenzaron a organizar actividades para los vecinos, más allá de lo que podría esperarse de un comercio. «Al principio parece complicado, pero luego, con el boca-oreja entre la clientela, tenían buena acogida», apunta Eva. 'Caminatas saludables', como la de este mismo mayo a La Mola; un taller de rosas en Sant Jordi, o clases de primeros auxilios. «Están implicadas en todo. Todo el equipo de la farmacia», explican desde la asociación.

Las hermanas también solían acercar fármacos de primera necesidad a los más ancianos de la zona y eran habituales sus llamadas para interesarse por su evolución, o para saber, por ejemplo, si la cama articulada que les habían alquilado estaba siendo útil. Y es que establecimiento, además de botica, tiene un servicio de ortopedia que ellas mismas fundaron, Ortohoo. Un proyecto que nació para mejorar la vida de personas dependientes o con movilidad reducida. Elena era farmacéutica comunitaria, además de nutricionista y ortopeda. Igual que sus hermanas mayores. El amor por la profesión lo heredaron de su madre, Susana. «Lo llevamos en la sangre», explicó la pequeña al 'Diari de Terrassa' en 2019. Entrevista en la que bromeó que, por el parecido físico entre ellas, algunos clientes las llamaban «las tres mellizas».

El lunes, 20 de mayo, Les Arenes permaneció cerrada, y algunos vecinos depositaron allí velas y flores. El Ayuntamiento de Tarrasa, al igual que el de Barcelona, convocó un minuto de silencio por las víctimas del atentado, entre las que también está el gerundense Ramón Bellmas. Igual que Elena y Susana, formaba parte del grupo de turistas tiroteado en un mercado de Bamiyán. La de Sants, es diferente, es una zona de paso, donde aquel viajero salvó la vida, gracias a la rápida intervención de Elena. Tras el ataque por el que murió su propietaria, Susana, siguieron dispensado fármacos a tantos otros aunque, visiblemente afectados

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