Derbi 0.0
De no ocurrir una sorpresa, como sería la recuperación de Vargas o la exoneración de Antony, ambos equipos carecerán de sus dos jugadores más determinantes
Tengo un buen amigo, médico y cirujano, que en cierta ocasión decidió hacerse un análisis de sangre rutinario. Al recibir los resultados, comprobó que los triglicéridos los tenía en 700, cuando lo aconsejable es menos de 150. Ocurrió que había acudido al «vampiro» recién finalizada ... la Feria, circunstancia en que, con la resaca, le pasó inadvertido. Y el alcohol disparó la tasa de grasa en su sangre. Una semana de abstemia le devolvió los valores normales. La última jornada liguera nos deparó una circunstancia parecida. Sevilla y Betis se emborracharon de garrafa y sus análisis posteriores, agravados con las «infecciones» de la lesión de Vargas y la expulsión de Antony, amenazan con brindarnos un Derbi 0.
Por mucho que la experiencia demuestre la futilidad de los presagios en los encuentros como el del próximo domingo, lo cierto es que de no ocurrir una sorpresa, como sería la recuperación del suizo o la exoneración de castigo al brasileño, ambos equipos carecerán de sus dos jugadores más determinantes. Vargas es, con tres goles y cuatro asistencias, el motor del ataque sevillista, el hombre con mejor recepción, desborde, conducción y pase con que cuenta Almeyda y su ausencia, para un equipo de construcción de juego tan espesa, resulta un lastre enorme. Antony, guadianesco en su aportación, es más letal que el sevillista. No sólo es un pasador fantástico que proyecta como pocos a sus compañeros en ataque, sino que tiene la capacidad de decidir los partidos con una genialidad, algo reservado a los privilegiados. Al borde del área no tiene igual.
Serán los grupos los obligados a minimizar el vacío de ambos. Frente al Español, el juego de los sevillistas cotizó al alza, pero su definición estuvo bajo mínimos; en su duelo casero frente al Gerona, vimos a los verdiblancos menos fluidos, pero generando ocasiones de gol. La recuperación de jugadores por los locales y el alta de Isco, muy buenos sus minutos en la reaparición, por los visitantes, nos lleva a la esperanza de poder brindar como Dios manda. Ya nos ocuparíamos de los triglicéridos.
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