Opinión

Ocho partidos, siete victorias

Llegar a este parón liguero con siete triunfos sobre ocho partidos oficiales disputados y con el Panda en la selección, con el trabajito que le ha costado a Luis Enrique llamarle, es un nuevo éxito bético y de Pellegrini, más contando las bajas de los últimos encuentros. Una maravilla

Borja Iglesias saluda a Fernando, ayudante de Pellegrini, mientras Rubén Cousillas, segundo entrenador, celebra el triunfo AFP

Empezar muy bien se queda en una anécdota cuando no se es capaz de mantener el nivel y los resultados, pero como nunca sabemos cómo se van a dar las cosas, siempre es preferible comenzar ganando y acumular puntos y moral. En todas las tertulias ... tomará la palabra alguien que diga que lo importante no es el principio sino el final, cómo acabe la cosa, y que ya veremos cuánto le dura la gasolina al Betis, que es de esto de lo que estamos hablando, aunque no lo parezca. Bueno, pues ya lo veremos, oiga. Lo de la gasolina, quiero decir. Pero, de momento, déjeme usted disfrutar del momento, y permítame que le recuerde que las derrotas generan dudas y desconfianza, y obligan a remontar, mientras que las victorias unen, fortalecen, dan comodidad y minimizan el miedo a perder. Ganar siempre tiene todos los efectos positivos y sólo puede tener uno negativo: dinamitar la humildad.

A mí me encanta que el Betis arranque la temporada como lo está haciendo este año. No es lo habitual, así que valiente idiota sería yo, y cenizo, si me dedicara a ver el vaso medió vacío y a pensar que después de estas rachas buenas vienen siempre otras malas, o que el equipo ha empezado el ejercicio demasiado fuerte y cuando vayan flaqueando las fuerzas llegará la caída. Si tiene que llegar, llegará, pero no veo la razón para quedarme anclado en ese pensamiento. Entiendo que los enemigos estarán deseándolo, por supuesto, y precisamente esta es la razón más potente para que no nos sumemos nosotros mismos a eso. ¿Y si no se cae?

No tiene por qué caerse

Recuerdo muchas temporadas en las que todo el mundo pasó el año esperando que el «equipo revelación» se desfondara. Y no pasaba. Sucedió con la eclosión del famoso «Súper Dépor», o con el Albacete de Benito Floro… Y pasó con el Betis recién ascendido de Lorenzo Serra, en 1995. En esto pienso yo. Y en que nuestro equipo va a ser un nuevo caso, aunque no sea tanta revelación después de la temporada que hizo el año pasado, lógicamente. ¿Por qué creo esto? Pues porque sé que el equipo es bueno y que está muy bien dirigido. Tan fácil como esto.

El Betis sigue siendo muy fiable, mantiene firme sus convicciones y parece estar maduro. Son razones estas para esperar lo mejor del cuadro de Pellegrini y para pensar que no va a bajar el pistón más que lo justo y necesario, que hasta el más fuerte suele tener un momento en la campaña que flojea un poco. Pero cuando esto pase, que lo voy a dar por algo inevitable, se levantará, con toda seguridad, para ser más fuerte. No tengo duda sobre esto. Lo que más me gusta de este equipo es que es muy seguro y que desde el año pasado, con alguna excepción por motivos comprensibles (partido con el Elche a las puertas de la final copera, hace unos meses) suele ganar a los contrarios que son de su nivel o más bajo. También tropieza, cómo no, en el momento más inesperado, pero es el más regular en cuanto a juego y resultados, y suele ganar los partidos que debe ganar. Esto es importantísimo y acerca mucho los objetivos, así que hay que valorarlo. No pasa con frecuencia, a qué engañarnos. Así, este encuentro de la sexta jornada del Campeonato liguero, que el Girona amenazó con frustrarnos, fue un claro ejemplo de lo que digo, porque el cuadro verdiblanco terminó ganando cuando el rival había hecho todo lo necesario para superarle. Cuando se empiezan a ganar incluso los partidos en los que uno es doblegado, es que algo (bueno) está pasando.

El Girona, en este momento, es un equipo muy serio y durante muchos minutos pareció prácticamente imposible quitarle el balón y poder inquietar a su portero, Juan Carlos. Por eso tiene tanto valor el triunfo al final, porque, por ejemplo, el Betis jugaba de nuevo sin su gran estrella, Nabil Fekir, y aparentemente no lo notó y no lo nota. Esto es una noticia fantástica que hay que saber leer, y por mucho que Míchel, entrenador del conjunto catalán, dijera después del partido que había sido perjudicado por un penalti que no había sido, lo cierto es que el penalti fue, claro que lo fue, y que su equipo, que hizo un partido sensacional y méritos para lograr un resultado mejor, terminó perdiendo por cometer más errores que el conjunto verdiblanco. Tan fácil como eso. El caso es que, a pesar de que el contrario se ponga por delante en el marcador, la hinchada bética mantiene su misma actitud porque sabe que muy mal se tienen que dar las cosas para terminar levantado el choque, y no cunde el nerviosismo. Y resulta que el buen resultado llega y la remontada de un marcador se hace posible.

Llegamos a uno de los descansos de la competición doméstica por hacerle hueco en el calendario a la selección nacional, y llegamos a este punto terceros y con quince puntos sumados sobre 18 posibles, a tres del líder (Real Madrid), once sobre las posiciones de descenso y diez sobre el eterno rival. Pero, sobre todo, nos vamos a este descanso con siete victorias sobre ocho partidos disputados en las dos competiciones que ya hemos estrenado. Siete sobre ocho no es cualquier cosa ni se debe a ninguna racha. Siete sobre ocho se consigue con calidad. Y de hecho, no dejemos de decirlo, a este parón por la actividad del equipo nacional llegamos con un Borja Iglesias pletórico, con seis tantos en su cuenta y con el honor de haber sido convocado por el seleccionador para los próximos compromisos, un orgullo para todos los béticos tan grande como ha sido la espera hasta que, finalmente, el gallego ha sido convocado por Luis Enrique.

Ganar, siempre

Me encanta que el Betis gane incluso cuando no juega bien, o cuando el rival se lo pone más complicado. Me encanta que el equipo sea capaz de reaccionar, y de mantener el tipo incluso con ausencias de talla. Todos son rasgos distintivos de un buen bloque, en relación a los demás. Pero lo mejor es la actitud, la perseverancia y la personalidad. Es una maravilla ver cómo los recién llegados y los recién recuperados se van reincorporando al equipo, porque todo parece sencillo, y nada como esto para estar conformes con el grupo y con las victorias, especialmente con las que se consigan sin Fekir, porque hay vida más allá del francés y es muy importante que el club lo entienda y que los futbolistas lo compartan.

Siete triunfos en ocho encuentros es un saldo magnífico que, sin embargo, no tiene que quedar ahí. Estoy convencido de que los buenos resultados van a seguir acumulándose y confío en que esto acelere también la adaptación de los futbolistas recién llegados, a los que, por cierto, vemos mejorar y ganar en velocidad en cada partido, como vemos evolucionar a un Borja Iglesias que ha comenzado la temporada como un ciclón. Hace unas semanas escribí por aquí sobre el nueve bético, indicando que por desgracia no podía ir al extranjero «No es que sea yo muy mal pensado, de verdad, no es este uno de mis innumerables defectos, pero no tengo ninguna duda de que Borja Iglesias ya llevaría algún tiempo contando en los planes del seleccionador nacional si estuviera ofreciendo en otro equipo, y no hace falta decir en cuál, el rendimiento que está dando al Betis desde hace meses». Con estas líneas empecé el último artículo del mes de agosto. Hoy hay que recordarlo porque Luis Enrique ha terminado por ceder y se lleva a la Ciudad del Fútbol al futbolista bético.

Llegó el momento de justicia que esperábamos y coincide en el tiempo con este resurgir del delantero gallego, cada vez más fuerte. Que siga todo tal cual marcha en este momento, que las luces no se apaguen y que Borja triunfe con España como queremos que lo siga haciendo en el Betis, ayudando a consolidar esta tendencia de juego y resultados pero, sobre todo, el crecimiento de todos sus compañeros, jóvenes y veteranos, y el enriquecimiento del grupo y del equipo bético. Firmo ahora que el Betis gane siete de cada ocho partidos de aquí a final de temporada (incluso, a veces, pudiendo perder, como ante el Girona) y que Borja vaya al Mundial, claro que sí. Y mientras tanto, que alguien por ahí siga preguntándose lo que usted se imagina. «¿Y el Panda? ¿El Panda cuántos goles lleva?».

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