La noble lucha del Betis contra los números

La realidad de las cuentas nos pone en un sitio; la realidad de espíritu competitivo y de la calidad tras el ejercicio de cambio en la plantilla será otra cosa

Los jugadores del Betis, en el derbi de la Copa Manuel Gómez / ABC

La utilidad práctica del tratamiento de datos, como concepto tecnológico, no se entiende siempre con facilidad. A veces cuesta visualizar lo que hacen las empresas que acumulan información, pero las hay que convierten el big data en un producto claro e identificable, y ... entonces comprendemos el potencial que tiene este trabajo y por qué es puntal del progreso tangible para nuestra comunidad. Hay casos que son apasionantes, como varios de los que se han consolidado en los últimos tiempos en el entorno del fútbol. Algunos de ellos, sin darnos cuenta, están revolucionando la industria, el negocio que lleva aparejado este deporte, que en su nivel más alto se ha profesionalizado ya hasta un punto que a veces resulta repulsivo. Lo puso de manifiesto hace tres veranos José Miguel López Catalán , cuando en su trifulca con Lorenzo Serra sugirió que dominando el big data como él lo hacía, para buscar refuerzos, poco menos que le sobraban los ojeadores y los técnicos en el club. Tampoco es que sea así la cosa ahora, por supuesto, pero sí que vemos cualquier partido y al mismo tiempo vamos conociendo a través de webs y redes sociales todo tipo de datos históricos y estadísticos relacionados con el propio encuentro y con sus protagonistas, a veces tan rebuscados y estrambóticos que por un momento atraen nuestra atención incluso más que lo que está pasando sobre el terreno de juego. Nos hemos acostumbrado a ello y parece que nos gusta. Le damos valor, y ahí comienza el negocio.

Una de las iniciativas que más he seguido en los últimos años es Transfermarkt . Me parecía la penúltima vuelta de tuerca al perfeccionamiento de aquel juego revolucionario que se inventó un diario nacional español hace décadas, la Liga Fantástica. Lo de darle valor a los futbolistas, y por ende a las plantillas, ha conocido desde entonces un sinfín de aplicaciones para el entretenimiento que han ido derivando en herramientas para fidelizar a los aficionados no ya a su equipo, sino a la competición. Para convertirlos en clientes. Palabra mágica. Transfermarkt se puso en marcha en el año 2000, que parece que fue ayer pero no, no se ha hecho el gigante en dos días, sino en 22 años. Como tantos otros ejemplos, fue un producto personal, en este caso del emprendedor Matthias Seidel, que operaba en Hamburgo (Alemania), y probablemente no obedecía más que a un hobby, a un juego. Pero gustó. Y cada vez más. Transfermarkt se convirtió en un aparato inmenso y a los ocho años de su nacimiento tenía todas las novias del mundo. Su sistema de base de datos en línea, alimentada de forma universal y colaborativa —aquí no hay inteligencia artificial—, y finalmente perfeccionada con una red de supuestos expertos ojeadores (scouters), se convirtió muy rápidamente en una herramienta de referencia para los clubes y sus directores técnicos. De hecho, es probable que López Catalán se refiriera a esto. Así, en 2008 la potente editorial alemana Axel Springer le compró al creador de Transfermarkt el 51 % de su invento. El vendedor no sólo se metió en el bolsillo una suculenta cantidad de dinero, que aún se mantiene en secreto, sino que permaneció al frente del proyecto como CEO (chief executive officer), esto es el máximo ejecutivo de la empresa.

La guía a seguir

Es el típico caso de éxito que cualquier admira. «¿Por qué no se me ocurriría a mí?», pensamos todos. Pues porque no, así de simple y qué se le va a hacer. La cuestión es que Transfermarkt ha ido evolucionando su producto y ahora mismo es una referencia de primer orden. ¿Cuánto vale una plantilla? ¿Cuánto vale un futbolista de élite en el mercado de fichajes? La respuesta obvia es que un jugador vale lo que un club esté dispuesto a pagar por él. Pero antes de que eso ocurra, la guía de precios la marca Transfermarkt , y esto tiene un mérito gigantesco que ha favorecido su influencia y su expansión (tiene versiones diferentes para veinte países). Díganme si no es apasionante.

Pues bien, esta plataforma tasó la plantilla del Betis en septiembre de 2020 en 230 millones de euros, cantidad que fue revisada a la baja un año más tarde, hasta estimarse en 223 millones. Recientemente, con la finalización de las ligas 2021-2022, se ha actualizado la cotización de los futbolistas y, por consiguiente, de los equipos, y como resultado del ejercicio hemos sabido que la web alemana y sus suscriptores y expertos consideran que el plantel verdiblanco vale ahora 249 millones de euros, lo cual significa una revalorización en mercado superior al 11 % que, trasladado al balance de la entidad, si se quiere hacer, supondría una alegría considerable. Con todo, como aficionado uno podría pensar que esa revisión de la valoración económica del equipo verdiblanco, después de la temporada realizada, no es del todo satisfactoria, pero esto ya es otro cantar. Puede que sea así, pero por otro lado tenemos que pensar que, en realidad, ningún futbolista vale lo que estas estimaciones consideren si no hay un club que esté dispuesto a pagar tales cantidades. Así, el valor teórico de mercado de Nabil Fekir habría crecido este año cinco millones de euros, hasta los cuarenta millones. Esto está muy bien, ya lo creo, pero si nadie está dispuesto a pagarle al Betis cuarenta millones de euros por el genio francés —que no digo que no lo haya—, estamos hablando de castillos en el aire, del mismo modo que si nadie pone encima de la mesa los 18 millones de euros que según la web valdría ahora mismo Álex Moreno —que hace un año estaba tasado en un tercio de esta cantidad—, ese valor no se refrenda y, por lo tanto, no es del todo real.

El presupuesto ya no es la referencia

Hasta no hace mucho, al finalizar una temporada la Prensa analizaba la clasificación oficial resultante de la competición comparándola con la de los presupuestos de los equipos, de modo que la referencia que marcaba una clasificación deportiva aceptable era la que se ocupaba en la de los presupuestos. Sin embargo, hoy esa comparación no sirve porque la Liga fiscaliza las cuentas de los clubes y según la salud de las mismas se le permite a cada entidad que invierta un máximo de dinero en su plantilla, y esta es la cantidad que importa. Así, para la temporada 2021-22, el Betis ocupaba el noveno puesto en la llamada clasificación de límites salariales (podía gastar en su plantilla 71 millones de euros, un poco menos de la mitad de su presupuesto total), por lo que terminar el ejercicio liguero en la quinta posición es un éxito.

Pero Transfermarkt nos da otra referencia, porque uno de los datos que más me gustan de cuantos ofrece este portal es su tabla clasificatoria paralela, construida sobre el valor conjunto de las plantillas. Con vistas a la campaña 2021-22, en septiembre del año pasado, el Betis ocupaba la octava plaza en esa tabla, por lo que había siete plantillas más cotizadas que la suya y al final sólo cuatro han terminado el Campeonato por encima. Éxito otra vez. Todas estas cuentas, sea como sea, son muy divertidas, y de alguna manera reflejan también la realidad de los equipos, aunque no haya que tomárselo todo al pie de la letra, y ponen un contrapunto más o menos objetivo a las sensaciones que podemos tener los aficionados. El Betis de Pellegrini rozó el acceso a la Liga de Campeones este año, y quedarse a las puertas de algo mayor siempre causa cierta decepción. Pero la información que nos ofrecen los acumuladores de datos nos dice bien claro que la temporada del Betis ha sido un éxito y que no hay razón más que para estar contentos, de la misma forma que nos está indicando ahora mismo que todo lo que sea terminar la próxima Liga Santander 2022-23 por encima del octavo puesto volverá a ser motivo de celebración. Es así de duro y de complicado, pero no debemos perderlo de vista porque estamos hablando de una realidad matemática, no discutible, que nos sirve para aterrizar nuestras expectativas y que no se nos vaya la pinza obligándonos a más de lo debido.

Conformismo, ninguno. Pero los pies en el suelo, siempre. Para esto nos sirven los datos, para ubicarnos y relativizar los empeños emocionales. La realidad de las cuentas nos pone en un sitio. La realidad de espíritu competitivo y de la calidad tras el ejercicio de cambio en la plantilla será otra cosa y jugaremos, como siempre, a que esta mejore a la anterior. Objetivo: volver a estar por encima del lugar en el que nos ponen los datos. ¡En marcha!

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