Betis
Héctor, el bético
Esta lección magistral de beticismo de Héctor Bellerín, culta, profunda y de raíces, es estremecedora. Uno la ve y piensa que al barcelonés se le puede confiar cualquier cosa. Un secreto, las llaves de casa o a los niños durante un fin de semana completo
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónHe visto este fin de semana el documental Once of a lifetime sobre el Real Betis y la última final de la Copa del Rey. De hecho, lo he visto dos veces. No es difícil emocionarse con este tipo de trabajos, para qué ... nos vamos a engañar. Muy mal tiene que hacerse para que cualquier bético no sienta que se le ha metido algo en el ojo cuando se trata con profundidad y sensibilidad la identidad del club y un acontecimiento tan especial como fue la gran final de La Cartuja. Sin embargo, hay que decir que este reportaje del australiano Eli Mengem es muy bueno, especialmente bueno, diría yo, sobre todo porque está realizado desde una doble perspectiva diferente, en primer lugar la de alguien que viene desde el extranjero, con la mente en blanco para entender lo que es el Betis y sin tener nada preconcebido a la hora de proyectar el concepto del sentimiento verdiblanco, pero también la de varios béticos anónimos que explican mejor que nadie la idiosincrasia, la esencia y el significado del Real Betis Balompié, que no es poca cosa ni fácil.
Noticias relacionadas
He visto otros documentales y muchos reportajes audiovisuales que también son buenos y emocionantes, con momentos que tocan la fibra sensible de cualquiera que tenga la fortuna de sentir en verde y blanco. Pero normalmente giran sobre los testimonios de protagonistas, y hablo de futbolistas, técnicos, dirigentes e incluso periodistas, y eso no marca la diferencia. Al final, el beticismo está en la grada , y de ahí emana todo, por lo que este trabajo periodístico rezuma una sinceridad especial porque se ha preocupado de ir ahí, al corazón del sentimiento profundo, donde disfruta y sufre el seguidor bético, y de hacerlo sin prejuicios de ningún tipo, sin ánimo de rendir culto a cualquiera de los tópicos ante los cuales es fácil rendirse. Hay mucha verdad en este trabajo, verdad popular, verdad de herencia, verdad bética callejera, y eso se agradece mucho, sobre todo teniendo en cuenta el carácter internacional de este documental y su vocación de divulgación y presentación de realidades particulares para todo el mundo.
Más que un futbolista
Dicho todo lo anterior, puede parecer contradictorio que de todos los magníficos y valiosos testimonios que se ofrecen en el reportaje de Mengem destaque ahora el de Héctor Bellerín. Héctor el grande. Héctor el bético. Si uno de los factores diferenciales de este trabajo periodístico es el de las explicaciones de esos béticos anónimos que tan bien cuentan cómo sienten ellos y las claves históricas de la leyenda blanquiverde, ¿por qué digo ahora que es especialmente interesante y destacable la aportación de un futbolista? Pues por una razón clara y sencilla: porque es la de un bético de pro. Además de esto, es la de un jugador de la plantilla campeona de la Copa del Rey 2022, sí, pero sobre todo es la de un soldado de la infantería fiel y esclava de las trece barras, y así ha quedado claro gracias a sus palabras, en un inglés de perfecta pronunciación londinense. Pocas veces, muy pocas, me ha impresionado tanto el discurso de un futbolista, lo confieso.
Recuerdo entrevistas magníficas, cómo no, y reveladoras. Históricas. Situaciones en las que profesionales, bien jugadores, bien técnicos, se han despojado de sus corazas y de sus cuidados y se han abierto en canal para explicarse con toda la claridad posible. Todos recordamos momentos especialmente tensos, sinceros, emocionantes, afortunados o desafortunados de los protagonistas del balón, pero esta lección magistral de beticismo de Héctor Bellerín , culta, profunda y de raíces, es estremecedora. Uno la ve y piensa que al barcelonés se le puede confiar cualquier cosa. Un secreto, las llaves de casa o a los niños durante un fin de semana completo. Digo que el suyo es un testimonio de sangre, de adn, de raíces. Un tipo nacido en Barcelona, formado en otra escuela, siempre lejano a la realidad bética, de pronto echa en falta algo en su vida, disfrutando de una trayectoria profesional de éxito, y siente que ese algo es una cuestión de raíces. Tal y como lo explica, parece que sintió la llamada de la Madre Naturaleza, pero en verdad era el reclamo del sentir de su padre. No hay nada más bonito que todo esto que cuenta un hombre curtido en el cambio, en entornos de sofisticación y de máxima exigencia, tan distante de la que habitualmente afecta al Real Betis.
Héctor, el bético, se formó en el FC Barcelona y a los 16 años fichó por el Arsenal, por lo que ha respirado desde pequeño la atmósfera de la más alta competición, de la necesidad de conquistar títulos, o al menos de pelear por ellos. Y de pronto, a los 26 años, se siente incompleto. Es un tipo diferente Héctor, el bético. Un hombre comprometido. Con la moda, con el reciclaje, con el medio ambiente. Tiene su vida al margen del fútbol. Una personalidad acusada. Leo que incluso ha hecho de modelo para la firma Louis Vuitton, que no es moco de pavo ni accesible para cualquiera, por mucha proyección pública que se tenga. Estamos hablando, pues, de un personaje peculiar, con muchos matices, con aristas. Y también con raíces.
El Betis, ese abrazo con su padre
De pronto, cuando tenía la posibilidad de cambiar de aires en ese momento de insatisfacción interior y le llamaban del Inter o del Barça para disfrutar de una cesión por un año, Bellerín decidió que la mejor opción para él era el Betis. El equipo de su padre. Del que tanto le habló durante su niñez. El club que se quedó lejos por la migración. Y es fantástico escuchar de su boca todo lo que es el Betis y por qué es así el Betis, habiendo vivido esa realidad en la distancia y sólo por la referencia de su padre. Fue, además, por una casualidad. No estaba escrito que Antonio Cordón tratara de incorporar ese verano a Héctor, el bético, pero una lesión grave del lateral que sí había fichado poco antes, Youssouf Sabaly, le obligó a buscar alternativas y la del jugador del Arsenal era una posibilidad más que interesante.
Cuenta Héctor, el bético, que cuando por fin se convirtió en jugador del Real Betis, aunque fuera por un solo año, se dio un abrazo con su padre como no hubo otro antes. ¿Hay algo más emocionante que esto? El resto lo conocemos todo. Su temporada en el vestuario del Villamarín fue magnífica, yendo a más todo el tiempo. Mejorándose. Empleándose. Convenciendo. Dando el gol a su amigo Borja en el minuto once de la final con el Valencia. Posando para imágenes icónicas de un momento histórico que vamos a recordar todos para siempre. Conocemos sin ambages cuál es su voluntad. Volver perdiendo dinero. Volver a casa. Donde conectó con sus raíces. Donde descubrió qué era lo que le faltaba cuando un día se dio cuenta, en Londres, que su vida era incompleta. Todos queremos que vuelva. Necesitamos en el equipo su personalidad, su compromiso, su beticismo. Necesitamos gente que, como Joaquín o Juan Miranda, sea capaz de hacer ese proselitismo tan conveniente. Acercar a la causa bética a todo el que llega, explicarle perfectamente qué esto, por qué el Real Betis Balompié no es un club normal. Hacer entender nuestro factor diferencial. Necesitamos el regreso de Héctor, el bético, porque they say we're crazy. Locos de la cabeza. Y no podemos dejar escapar a quien tan bien entiende por qué. A uno de los nuestros. ¿Cómo no te voy a querer, Héctor? El bético. El grande.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete