En dos semanas, a ganar, Betis
Entiendo el runrún después de cuatro bolos y ninguna victoria, pero con el equipo que tiene el Betis, y con el compromiso y la honradez que exhibió el equipo el año pasado, no sólo tengo confianza plena en los de Pellegrini, sino que creo que dudar es de cobardes
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEso es lo único que me importa: que dentro de dos semanas, justo en dos lunes, el Elche muerda el polvo en el Benito Villamarín y el Betis se apunte la victoria que se está haciendo de rogar en la pretemporada ... para sumar los tres primeros puntos de la próxima competición liguera, que necesito, imperiosamente, que comience de una santa vez, ya que este tiempo sin fútbol, y sobre todo sin Betis, se me está haciendo demasiado largo. No es cuestión de insistir en lo que ya escribí en artículos previos, pero tampoco hay que despreciar la ocasión para recordarlo: perder en la pretemporada tiene exactamente la misma importancia real que ganar, esto es ninguna. Es normal, completamente lógico, que después de cuatro bolos sin haber conseguido un triunfo se hable sobre ello, por supuesto, aunque no tanto que se dude de las posibilidades del equipo. Pero es el verano, amigo, y el verano, como el fútbol, es así. La escuadra bética mantiene casi intacto todo su talento, y digo casi por respeto a los que se han marchado. Además, ha sumado la aportación de sendos futbolistas que han llegado con todas las bendiciones de técnicos y «panenkitas», por lo que merecen ambos no sólo un margen de confianza sino una expectativa que, por lo que he visto, oído y leído, no descarto incluso que se nos quede corta. Hay razones, pues, para la tranquilidad y para la confianza. Para la ilusión y el optimismo, sí señor. El fútbol bético del año pasado ha de ser aval más que suficiente para la banca más dura, una garantía plena, por lo que el crédito está concedido y no resulta ni justo ni aceptable que se ponga en tela de juicio la capacidad de este plantel para satisfacer de nuevo a su afición con un rol destacado en todas las competiciones en las que va a participar. Dudar es de cobardes, vaya.
Noticias relacionadas
Bien es verdad, porque una cosa no quita la otra, que hay todavía demasiadas interrogantes sobre la mesa de tertulia de los béticos, y esto sí que justifica ciertos debates y determinadas incertidumbres. El mercado parece andar bajo mínimos, con muy pocos movimientos salvo los que han protagonizado los de siempre, y nunca negamos, ni siquiera en los mejores momentos de la temporada anterior, que al buen Betis de Pellegrini le faltaban cosas. Eso es inopinable. ¿Qué nos gustaría? Pues que se pudiera redondear y mejorar el equipo, claro está. Y que esto se hiciera en un plazo corto, como supongo que quieren los seguidores de todos los equipos. Como ya explicó el año pasado el propio Ingeniero en más de una ocasión, cada temporada va a ser más dura. Se suele decir que llegar es muy difícil pero que mantenerse lo es mucho más, y creo que en esta ocasión el tópico es de aplicación adecuada y pertinente. El factor sorpresa ya no juega a nuestro favor, esto debemos tenerlo en cuenta para no hacernos trampas al solitario. Ahora estamos en el grupo de los rivales universalmente difíciles. Todo el mundo cuenta con el Betis para pelear los puestos de honor al final del ejercicio que está a punto de arrancar y, por lo tanto, nos van a vigilar desde el minuto uno. Es la gran dificultad diferencial que tiene instalarse en la élite sobre llegar a la élite: que nadie lo va a permitir. Una cosa es acceder, que es lo que hizo el conjunto verdiblanco el año pasado y que sucede porque se dan la calidad, las circunstancias y la sorpresa, y otra diferente es quedarse ahí y comer en la misma mesa de los mejores todos los días, porque nadie nos va a colocar la silla ni nos va a hacer el hueco. Ni mijitas. Ahora va a ser todo lo contrario, nos los van a cerrar, y todos los comensales van a abrir los codos. Supongo que de esto somos todos conscientes, ¿verdad?
Objetivos realistas, concretos, ambiciosos
Bien. ¿A qué va a aspirar el Betis este año? «Vamos a ir partido a partido…» Vale, sí, de acuerdo. Pero vamos a hablar en serio. No digo que el pensamiento Simeone sea erróneo, no lo desmerezco en absoluto, pero no nos tomemos el pelo entre nosotros. No conozco una sola empresa en la que se trabaje de verdad con esta filosofía, por muy moderna y flexible que quiera ser. ¿Se imagina usted llegar al trabajo y que sus jefes digan «para este año no tenemos objetivos, vamos a ir trabajando día a día y ya veremos qué pasa»? Pues no. No hay empresa ni proyecto que pueda funcionar de esa forma, en la imprevisión y en la ausencia de metas. Lo de minimizar las expectativas es comodísimo para los mediocres y para los flojos, y anularlas ni digamos. Esa estrategia de Simeone es fantástica para los profesionales del fútbol porque les quita presión, algo que, por otra parte, es contradictorio con los emolumentos que reciben en la alta competición. Pero ningún club puede trabajar de puertas para adentro según esta idea. Mentira. Hay que poner objetivos, hay que tener una visión y hay que ir a buscar los retos que se consideren necesarios y mínimos. A partir de ahí se gana y se pierde, y en una competición deportiva no se le puede tener miedo a eso, a la incierta posibilidad de triunfar y de fracasar. Si es así, mire usted, ha elegido la profesión equivocada. Y esto sirve para futbolistas, técnicos y dirigentes.
Por lo tanto, repito la pregunta: ¿a qué va a jugar el Betis este año? Aceptando cierta laxitud, más allá de la ulterior planificación empresarial y financiera, habrá que pensar que la línea que separe el balance positivo del negativo tendrá que estar en hacer una campaña parecida a la anterior. ¿Qué significa esto? ¿Ganar la Copa otra vez y pelear por entrar en la Liga de Campeones? ¿Clasificarse por tercer año consecutivo para la UEFA Europa League ? Yo creo, firmemente, que un club serio y cabal no debe esconder este mensaje ni ser cobardón en este sentido. Definir sus metas formaría parte, a mi modo de ver, de una estrategia coherente y ambiciosa. Pero doctores tiene la Iglesia y seguro que cada cual tiene su idea al respecto. La mía, en general y como pensamiento de base para todo en la vida, es que hay que tratar de mejorar siempre, así que me parecerá pusilánime todo lo que no sea decirles a los béticos que, al menos, requerimos estar en la línea de resultados del año pasado y volver a figurar en el pelotón de los listos. A partir de aquí es el juego, son las lesiones, los rendimientos inesperados y los errores, livianos y de bulto, los que van a marcar las diferencias y van a definir una clasificación en la cuarta plaza de la Liga o en la séptima; jugar la final de la Copa del Rey o quedarse en cuartos; llegar lejos en la competición europea o no tanto. Los objetivos han de ser, en todas las competiciones, superar a los que compiten en condiciones de inferioridad (sobre todo presupuestaria) y de igual a igual con los que están en la misma franja o incluso un escalón por encima. Ahí está la garra y la ambición, el afán de superación. Con el equipo que tenía el Betis el año pasado, lo lógico es pensar en mejorarlo para que sea un punto más competitivo y con ello estar en la fase de definición de la UEFA Europa League y de la Copa del Rey y luchando en la etapa final de la Liga por agarrar la cuarta plaza y optar a la clasificación para la Liga de Campeones. No hay que tener miedo al desafío, y menos cuando se tiene un plantel tan entregado, tan comprometido y tan honrado. Para mí, estos son los mínimos. Vender objetivos menores o más difusos sería francamente decepcionante.
No se puede dar ventaja
Para estar por encima del año pasado o tratar de mantenernos en un nivel parecido, lo que desde luego no resulta conveniente es dar ventajas. Y en esto sí que me alineo con quienes andan un poco preocupados viendo al equipo en estos primeros amistosos del verano. No por los resultados, que como digo no importan un comino, sino porque en este rango de dificultad en el que va a moverse el Betis, perder un centímetro de posicionamiento puede ser letal. En el último amistoso disputado, gris partido con el Brentford en Inglaterra, destacaron entre otros William Carvalho y Álex Moreno , dos de los futbolistas que en las últimas semanas han estado en el disparadero por posibles operaciones de venta que se estarían fraguando, y esto es lo peligroso: andar rodando y ajustando el equipo sobre una base incierta de jugadores que no se sabe si se van a quedar, más incluso que sin otros que en principio tendrán que llegar. Al fin y al cabo, se supone que fichajes ya no tendrán que llegar muchos más, según ha declarado Antonio Cordón , quizá un par de ellos yendo todo bien, y se está haciendo todo lo posible para que uno sea Héctor Bellerín , que no necesita adaptación. Pero rehacer cosas por las bajas a última hora de puntales del plantel sí que es un riesgo que comprendo teman los béticos. Por aquí sí que deseo celeridad en la definición del grupo, dentro de la dificultad que tiene el mercado, y a partir de una cercanía del comienzo de la competición, sinceramente, prefiero que el problema lo tenga el director financiero y no el director deportivo.
Con todo, tengo fe ciega en este equipo y en este entrenador, y deseando estoy de verles competir por lo que de verdad importa. Las dudas, para los cobardones.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete