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En dos semanas, a ganar, Betis

Entiendo el runrún después de cuatro bolos y ninguna victoria, pero con el equipo que tiene el Betis, y con el compromiso y la honradez que exhibió el equipo el año pasado, no sólo tengo confianza plena en los de Pellegrini, sino que creo que dudar es de cobardes

Formación inicial del Betis en el partido ante el Olympique de Marsella
Gerardo Torres

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Eso es lo único que me importa: que dentro de dos semanas, justo en dos lunes, el Elche muerda el polvo en el Benito Villamarín y el Betis se apunte la victoria que se está haciendo de rogar en la pretemporada ... para sumar los tres primeros puntos de la próxima competición liguera, que necesito, imperiosamente, que comience de una santa vez, ya que este tiempo sin fútbol, y sobre todo sin Betis, se me está haciendo demasiado largo. No es cuestión de insistir en lo que ya escribí en artículos previos, pero tampoco hay que despreciar la ocasión para recordarlo: perder en la pretemporada tiene exactamente la misma importancia real que ganar, esto es ninguna. Es normal, completamente lógico, que después de cuatro bolos sin haber conseguido un triunfo se hable sobre ello, por supuesto, aunque no tanto que se dude de las posibilidades del equipo. Pero es el verano, amigo, y el verano, como el fútbol, es así. La escuadra bética mantiene casi intacto todo su talento, y digo casi por respeto a los que se han marchado. Además, ha sumado la aportación de sendos futbolistas que han llegado con todas las bendiciones de técnicos y «panenkitas», por lo que merecen ambos no sólo un margen de confianza sino una expectativa que, por lo que he visto, oído y leído, no descarto incluso que se nos quede corta. Hay razones, pues, para la tranquilidad y para la confianza. Para la ilusión y el optimismo, sí señor. El fútbol bético del año pasado ha de ser aval más que suficiente para la banca más dura, una garantía plena, por lo que el crédito está concedido y no resulta ni justo ni aceptable que se ponga en tela de juicio la capacidad de este plantel para satisfacer de nuevo a su afición con un rol destacado en todas las competiciones en las que va a participar. Dudar es de cobardes, vaya.

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