Toledo 1812: Cuando Zocodover se llamó Plaza de la Constitución

El 19 de marzo de 1812 los toledanos no pudieron festejar la aprobación de la nueva Constitución redactada por las Cortes de Cádiz. En esos días los franceses eran dueños y señores de la antigua capital imperial. Hubo de esperarse hasta finales del mes de agosto para que la ciudad proclamase solemnemente el flamante texto legal y diese el nombre de Plaza de la Constitución a su espacio público más emblemático: Zocodover.
Desde el inicio de la guerra de la Independencia, la ciudad de Toledo había permanecido, salvo pequeños períodos, en poder de las tropas francesas, que en dos ocasiones honraron la visita del rey José I Napoleón. El 14 de agosto de 1812, víspera de la celebración de la Virgen del Sagrario, la proximidad de fuerzas españolas, inglesas portuguesas y partidas de guerrilleros toledanos, obligaron al ejército napoleónico a evacuar la capital en dirección hacia Ocaña, donde al día siguiente se reunieron con José I y continuaron marcha hasta Valencia.
El 24 de agosto, a las diez de la mañana, se procedió a proclamar en la ciudad de Toledo la Constitución aprobada unos meses antes en Cádiz. La Plaza de Zocodover fue el lugar elegido para tan singular acto. Se levantó un gran estrado con dosel y se adornaron las calles que discurrían entre la plaza y el Ayuntamiento. A primeras horas de la mañana, partió desde las Casas Consistoriales una procesión cívica conformada por las autoridades más representativas de la ciudad, desde el corregidor y regidores a los altos mandos militares y el Cabildo Primado. Acompañaba el cortejo las bandas de los diferentes escuadrones de tropas. En Zocodover se dio lectura pública al texto constitucional y sobre el Arco de la Sangre se descubrió una placa con la siguiente leyenda: Plaza de la Constitución. A su término repicaron las campanas de la Catedral, siguiendo el alborozo todas las parroquias. De regreso al Ayuntamiento, en su Sala Capitular juraron la Constitución las autoridades locales. Durante las tres noches siguientes hubo luminarias y se procedió a alumbrar con candelas y hachones los edificios principales de la ciudad .
Unos días después los toledanos recibieron entusiasmados al general Wellington, jefe del ejército hispano-británico. El 2 de septiembre en la Catedral se celebró un solemne Te Deum y la imagen de la Virgen del Sagrario fue llevada en procesión para agradecer que Toledo estaba libre de las tropas francesas. Pero la alegría duró poco. El 8 de diciembre los ejércitos napoleónicos, al mando del mariscal Soult volvían a tomar Toledo.
Las fuerzas invasoras permanecieron en Toledo hasta la primavera siguiente, cuando el dominio español fue consolidándose. En junio de 1813, Manuel Antonio Estrada, jefe político superior de Toledo y su provincia, decidió volver a sustituir el nombre de Zocodover por Plaza de la Constitución, colocando una nueva placa, cuyo coste fue aprobado por el ayuntamiento en 2.000 reales. La misma fue ejecutada en una plancha de mármol cedida gratuitamente por el Cabildo Catedralicio. Y allí permaneció durante unos meses más.
Consumada la victoria sobre las tropas francesas, el 22 de marzo de 1814 el rey Fernando VII hizo su entrada en España. Su llegada hasta la capital se demoraría dos meses pasando por Gerona, Tarragona, Zaragoza, Valencia, Albacete, Corral de Almaguer y Aranjuez. Conforme avanzaba hacia Madrid, los españoles percibieron que el Borbón no renunciaba a sus principios absolutistas y no estaba dispuesto a que la soberanía radicase en la nación tal y como proclamaba el articulo tres del texto constitucional. El 4 de mayo en Valencia, con el apoyo del general Elío y un grupo de políticos reaccionarios emitió un decreto derogando la Constitución de 1812 y anulando todo el corpus legislativo aprobado por las Cortes de Cádiz durante la guerra.
En Toledo los efectos de la reacción se percibieron unos días antes. En la noche del 23 de abril la lápida de la Constitución que figuraba bajo el Arco de la Sangre fue echada abajo. Suspendida la Constitución, se restablecieron las instituciones del Antiguo Régimen, se disolvieron las diputaciones provinciales y volvió la Inquisición . El 25 de abril de 1815 se suprimía la libertad de imprenta y se prohibía la publicación de todos los periódicos españoles.
Para el conocimiento de aquellos convulsos años en la ciudad de Toledo, destacan obras como Noticias de Toledo entre 1801-1844. La memoria del curial Felipe Sierra editado en 2007 por el Ayuntamiento de Toledo con anotaciones críticas de Rafael del Cerro Malagón, La Guerra de la Independencia y la Catedral de Toledo (1808-1814) de Ángel Fernández Collado, Sucesos notables ocurridos en Toledo durante la Guerra de la Independenci a de Juan Moraleda y Esteban o El Ayuntamiento de Toledo en la Guerra de la Independencia y su entorno , de 1809 a 1814 del añorado Jiménez de Gregorio. También es imprescindible la consulta de la exposición virtual «Toledo y su ejemplar impreso de la Constitución de 1812» que desde el pasado mes de marzo es visible en la página web del Archivo Municipal de Toledo (ayto-toledo.org) , en la que se muestra el contenido íntegro de un ejemplar de la primera edición del texto aprobado por las Cortes de Cádiz, regalado al Ayuntamiento toledano por el diputado constituyente Rafael Manglano y Quijano, mariscal de campo nacido en Ocaña.
Hoy , doscientos años después de que Zocodover fuese llamado Plaza de la Constitución, ningún espacio público de Toledo lleva el nombre de nuestra actual Carta Magna. En diciembre de 2001, en el Parque de las Tres Culturas se inauguró un monumento a la Constitución y en la Plaza del Ayuntamiento, a los pies del mástil donde ondea una bandera española, desde 2005 una placa de mármol rinde homenaje a la vigente ley de leyes.

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