Después de dos años de caída de la demanda, el sector del automóvil, uno de los motores de exportación de la economía española, se encuentra paralizado: el año 2011 se cerró con la venta en nuestro país de 808.059 vehículos, un 17,7% menos con respecto al ejercicio de 2010. Había que remontarse a 1993 para encontrar cifras inferiores. Durante el presente año la situación, ni mucho menos, ha mejorado: el desplome se profundiza. Entre enero y mayo, las matriculaciones retrocedieron un 7,3% con respecto al mismo periodo del año pasado, hasta las 332.811 unidades.
El presidente de la patronal de los fabricantes de automóviles (Anfac), Francisco Javier García Sanz, describió la semana pasada, durante la cumbre internacional del automóvil, la situación de esta industria en nuestro país: «Si el mercado europeo está débil, el español está muy grave». Por su parte, la patronal de los vendedores (Ganvam) indica que el 47% de los vehículos españoles cuentan con más de 10 años y un 73% con más de cinco años, lo que ha dado lugar a que España tenga el parque automovilístico más envejecido de Europa (incluida Grecia).
Una excepción a la regla
Pese a la inversión anunciada el pasado viernes por parte de la italiana Iveco en las plantas de Madrid y Valladolid, que, según lo prometido, cristalizará en el desembolso de 500 millones de euros y la creación de 1.200 puestos de trabajo, las plantas de fabricación de automóviles no parecen levantar cabeza, amenazadas por el constante fantasma del desempleo y la deslocalización. Según los datos recogidos por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social recogidos por Ep, el número de expedientes de regulación (ERE) durante los tres primeros meses del año aumentó un 76% con respecto al mismo periodo del año anterior, al avanzar desde los 50 expedientes hasta los 88. Estas regulaciones de empleo, según recoge Ep, afectaron a un total de 6.819 trabajadores entre los meses de enero y marzo, un 20% más que los 5.652 empleados que sufrieron estas reestructuraciones de plantilla en el ejercicio pasado.
Los ERE que más crecieron fueron aquellos que incluían medidas de suspensión, los temporales, que afectaron entre enero y marzo a 6.420 trabajadores, con una evolución del 149% con respecto al primer trimestre del ejercicio anterior. El dato más preocupante es el de los extintivos (despidos colectivos), que afectaron a 294 asalariados, un 45% más respecto que en el mismo período de 2011. Por su parte,en el caso de los afectados por expedientes con reducción de jornada, el número se contrajo de manera notable: de 2.871 empleados a 105, 27 veces menos que en 2011.











